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Pésima formación educativa en determinados cargos políticos

Teo Mesa

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¡Sorprendente…¡ Es una muy triste noticia que deja al lector anonadado. La formación de los cargos de confianza del presidente del Gobierno de Canarias es iletrada, por lo tanto, es extremadamente incompetente para desempeñar sus cargos. Extravagante es que en los comienzos del siglo XXI y de la mayor evolución científica, tecnológica y cultural que haya conocido jamás la humanidad, se den aún estas pésimas informaciones de la carencia cultural de quienes rigen los destinos sociales, o están próximos a ellos, de nuestra Comunidad Canaria. Aunque era noticia que se intuía, con solo escuchar a determinados políticos y consejeros, de su deplorable cultura

Esta fue la reciente noticia de la crónica dada en este periódico digital Canarias Ahora, por Jennifer Jiménez. Es una crónica impactante. Los cargos de confianza del presidente no tienen, en su mayoría, estudios universitarios. Es un insólito deshonor que los asesores y empleados relacionados con la presidencia carezcan de una mínima formación, adecuada y relacionada con el cargo que desempeñan en el gabinete. Entre los mínimamente formados, oscilan entre la EGB y las EE MM. O cuentan con simples cursos de grado o de técnicos.

Esto es una ignominia para tantos de los estudiantes universitarios, y tantos de ellos formados ex profeso para asumir con toda dignidad y eficacia estos cargos políticos-consejeros o administrativos en la gerencia del departamento. Muchos han sido los estudiantes que, a duras penas, han logrado titularse en una carrera universitaria y se encuentran en el más vergonzante paro. Han invertido mucho dinero y quemado sus años de preciada juventud, para no encontrar en su futuro laboral el trabajo apropiado para el que se han preparado cultural y profesionalmente. Esas labores de lógica eficiencia, decide el presidente del Gobierno canario, que sea para los afiliados del partido o por el nepotismo del dedazo. ¡Y que se jeringuen los universitarios y profesionales¡

La razón de todos los partidos de los gobiernos de distintos colores estriba en que los cargos de confianza, asesoras/es, directoras/es, secretarios/as, o inclusive consejeros/as, sean para los afiliados al partido; o afines, a los tiempos de pupitres o de parrandas. Este es el ejemplo continuado hasta el hartazgo y el despropósito del aldeanismo de Ati y Coalición Canaria. Y quienes tienen el poder –que no la razón– es el presidente elegido y sus adláteres. Manda lo que quiera, y los demás a callar y que nadie rechiste. Y aquellos tontos que le votaron en esa participación del Demos que llamamos democracia (cada vez menos participaba en la plebe), solo tienen el derecho a ir a las urnas para votar a quien será su detractor -y quizás su cainita-.

Ese es una de los defectos de la Democracia, que cualquier inculto o incluso déspota, o incrédulo de la propia democracia y sus bienes colectivos para gobernar una sociedad, puede llevar las riendas de un país -y al desastre-. Al margen de sus virtudes y ser el mejor sistema de gobierno hasta ahora conocido, y que viene desde la antigua Grecia.

Pero qué les importa a determinados políticos, y en este ejemplo es una evidencia, que sean unos palurdos los que desempeñen sus cargos y labores encomendadas. Ese dinero malgastado no les duele porque no lo pagan ellos. Que no es peccata minuta el cobro: entre 18.000 a 47.000 euros. Es dinero del sufrido bolsillo de los contribuyentes, para que lo malgasten de forma cuasi fraudulenta, que raya la corrupción por indolencia manifiesta. ¡La ignorancia al poder! O parangonando al otro gallego, Millán Astray (fundador de la Legión y uno de los más ‘brillantes’ fascistas y sanguinarios del pasado régimen), cuya máxima era: “!Muera la inteligencia¡”.

Con el infortunado paro existente desde hace casi un década, que en vil exceso se enumeran en las angustiosas y desoladas listas del Inem. Negativas cifras que no dejan de crecer en sus obscenos guarismos, para perjuicio de la sociedad de jóvenes necesitados de trabajos apropiados a sus educaciones y formaciones profesiones -o carentes de ellas, no importa-, para afrontar las lides de la dura vida. Mientras señalados políticos hacen desafuero e incorrecto desempeño de sus responsabilidades de honestidad, equidad y derechos equiparados con sus conciudadanos. Y tienen la obligación de defender a la Universidad y sus titulados, ofreciéndoles las oportunidades profesionales para las que han estudiado. Así nos va en Canarias, ocupando siempre el farolillo rojo en la educación y en la formación de sus profesionales.

Es paradójico que en una pequeña empresa privada de tres al cuarto se exija la presentación de un competente currículum y hasta un psico-test para ocupar un rudimentario trabajo. O que los jóvenes se preparen duramente y ganen unas oposiciones para una determinada labor. Pero los políticos, y en este caso el Gobierno de Canarias, no prediquen con el ejemplo y haga arbitrariamente de su capa un sayo. Ni tampoco entiendo que su familia tenga dos asistentes para servirles. Acaso ningún funcionario ni a trabajador se le adjudica unos ayudantes, ni para él ni para su familia. Tampoco lo deben hacer estos ‘funcionarios eventuales’.

¡Sorprendente…¡ Es una muy triste noticia que deja al lector anonadado. La formación de los cargos de confianza del presidente del Gobierno de Canarias es iletrada, por lo tanto, es extremadamente incompetente para desempeñar sus cargos. Extravagante es que en los comienzos del siglo XXI y de la mayor evolución científica, tecnológica y cultural que haya conocido jamás la humanidad, se den aún estas pésimas informaciones de la carencia cultural de quienes rigen los destinos sociales, o están próximos a ellos, de nuestra Comunidad Canaria. Aunque era noticia que se intuía, con solo escuchar a determinados políticos y consejeros, de su deplorable cultura

Esta fue la reciente noticia de la crónica dada en este periódico digital Canarias Ahora, por Jennifer Jiménez. Es una crónica impactante. Los cargos de confianza del presidente no tienen, en su mayoría, estudios universitarios. Es un insólito deshonor que los asesores y empleados relacionados con la presidencia carezcan de una mínima formación, adecuada y relacionada con el cargo que desempeñan en el gabinete. Entre los mínimamente formados, oscilan entre la EGB y las EE MM. O cuentan con simples cursos de grado o de técnicos.