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Los motivos de mi decisión

Definición de nepotismo: es la preferencia que tienen funcionarios públicos para dar empleos a familiares o amigos, sin importar el mérito para ocupar el cargo, sino su lealtad o alianza.

Como dicen las reglas de la lógica proposicional, la conclusión que se obtiene en un razonamiento lógico, depende de las premisas que se utilicen como partida del razonamiento. Como también sabemos, la lógica nos sirve para ver si un razonamiento es o no correcto y, por tanto, válido, aplicándose sólo en el ámbito estricto del razonamiento, no en el de la realidad. De esta manera, por ejemplo, el siguiente y ramplón razonamiento: “si llueve, me mojo, llueve, luego me mojo”, es válido desde el punto de vista de la lógica, pero no lo es, al menos necesariamente, desde el de la experiencia, ya que en ésta pueden suceder múltiples causas que hagan que aún lloviendo, no me moje.

Esto viene a pelo de la lógica ramplona que, sin detenerse en factores de la experiencia, sostiene que: si alguien que tiene una relación de parentesco con un funcionario público entra en la administración pública, está enchufado-a , alguien con esa condición ha entrado en la administración, luego está enchufado. Decíamos antes que la lógica no parte de la realidad sino de las reglas del razonamiento. En mi decisión como Consejera de Igualdad de nombrar una dirección general se ha partido de las necesidades que esta consejería tiene y se ha buscado un perfil que es el que se considera mejor para cubrirlas.

Desde hace muchos años (desde que a finales de los 70 el feminismo nace en nuestro país) las mujeres venimos exigiendo que se nos considere como seres con determinación propia y autonomía y no, como todavía se tiende a hacer, como parte de alguien con quien, en la mayoría de los casos, se tiene una relación amorosa. Cuando esta consejera piensa en nombrar una dirección general, el punto de partida es la consideración de su valía, experiencia e implicación social, en ningún caso se utiliza como punto de partida con quién se va a la cama o con quién comparte su vida, cosa, por lo demás, poco relevante para el buen ejercicio de su función.

Si fuera éste el caso se estaría, una vez más, ante un burdo nepotismo donde, sin importar los méritos para ocupar un cargo, lo que se tiene en cuenta es la relación amistosa o familiar que se tiene con esa persona. Posiblemente se quiera hacer prevalecer la cercanía con alguien frente a su valía, aprovechando que en este país se nos ha acostumbrado a ello y, porque de manera mal intencionada, se está utilizando este falso punto de partida para dinamitar el pacto de progreso más importante de los últimos 30 años en nuestra isla.

En la toma de posesión del cargo recordaba las palabras del sabio Aristóteles: “la política es tarea de personas decentes”, hay que decirlo claro: no vale todo en política y nunca el fin debe justificar los medios, porque entonces estamos despojando de la política lo que la hace noble, que es justamente su sentido ético: la búsqueda del bien común.

En la tarea de gobierno que llevamos desde el Cabildo nos empuja justamente un marcado sentido ético: la igualdad entre las personas y la justicia social, por ello se ha pensado en incorporar a personas a esta tarea que cumplan con el perfil de compromiso, experiencia y reconocimiento social, personas con reconocimiento intelectual y moral, muy alejado todo ello de la consideración de ser “pareja de”, o, más burdamente todavía, “mujer de” con la que mentes mal intencionadas han querido desprestigiar una decisión que se aleja desde su punto de partida del nepotismo.

Definición de nepotismo: es la preferencia que tienen funcionarios públicos para dar empleos a familiares o amigos, sin importar el mérito para ocupar el cargo, sino su lealtad o alianza.

Como dicen las reglas de la lógica proposicional, la conclusión que se obtiene en un razonamiento lógico, depende de las premisas que se utilicen como partida del razonamiento. Como también sabemos, la lógica nos sirve para ver si un razonamiento es o no correcto y, por tanto, válido, aplicándose sólo en el ámbito estricto del razonamiento, no en el de la realidad. De esta manera, por ejemplo, el siguiente y ramplón razonamiento: “si llueve, me mojo, llueve, luego me mojo”, es válido desde el punto de vista de la lógica, pero no lo es, al menos necesariamente, desde el de la experiencia, ya que en ésta pueden suceder múltiples causas que hagan que aún lloviendo, no me moje.