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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Sí podemos

Dos guerras muy peligrosas, el empeoramiento general de la situación de Oriente Medio, una crisis económica que va hacia la recesión, si no está ya en ella y el descrédito generalizado del liderazgo mundial estadounidense, muy mermado quizá de forma irreparable, son algunos de los retos a los que habrá de añadírsele que habitamos un planeta en peligro; sin olvidar las cuestiones domésticas relacionadas con la pobreza y la marginación de millones de norteamericanos que esperan algo de él. Que los republicanos trataran de descalificarlo presentándolo como socialista, amigo de terroristas y promotor de políticas calcadas de Fidel Castro no surtió efecto por último; pero no hay duda de que si utilizaron esos “argumentos” es porque confiaban en su fuerza persuasiva.

Como no faltarán analistas impuestos que darán vueltas al triunfo de Obama y está aún por ver si éste responderá a las esperanzas, subrayaré la obviedad significativa de que vaya a ser el primer inquilino negro de la Casa Blanca. Lo imposible no hace tanto es hoy una realidad que llega, encima, entre un entusiasmo sin precedentes.

La victoria de Obama la computo como parte del cambio que promete. La sociedad americana ha avanzado lo suyo desde las tremendas luchas por los derechos civiles en los años 60 y 70. El famoso sueño de Martin Luther King está presente. “No hay un Estados Unidos blanco ni un Estados Unidos negro, sino los Estados Unidos de América”, ha dicho Obama en esa sintonía. Las lágrimas del reverendo Jesse Jackson podrían convertirse en icono de la jornada electoral. Cambio ha habido.

La cuestión es si podrá (o si le dejarán) seguir. Obama ya ha advertido que sí, que el cambio está en marcha pero que no será un camino de rosas. Me pregunto si el deseo de cambio de la sociedad americana bastará para neutralizar los poderes no tan desconocidos que acabaron con el presidente Kennedy, con su hermano Robert, ya cercano a la presidencia y con Martin Luther King.

¿Podrá?

Dos guerras muy peligrosas, el empeoramiento general de la situación de Oriente Medio, una crisis económica que va hacia la recesión, si no está ya en ella y el descrédito generalizado del liderazgo mundial estadounidense, muy mermado quizá de forma irreparable, son algunos de los retos a los que habrá de añadírsele que habitamos un planeta en peligro; sin olvidar las cuestiones domésticas relacionadas con la pobreza y la marginación de millones de norteamericanos que esperan algo de él. Que los republicanos trataran de descalificarlo presentándolo como socialista, amigo de terroristas y promotor de políticas calcadas de Fidel Castro no surtió efecto por último; pero no hay duda de que si utilizaron esos “argumentos” es porque confiaban en su fuerza persuasiva.

Como no faltarán analistas impuestos que darán vueltas al triunfo de Obama y está aún por ver si éste responderá a las esperanzas, subrayaré la obviedad significativa de que vaya a ser el primer inquilino negro de la Casa Blanca. Lo imposible no hace tanto es hoy una realidad que llega, encima, entre un entusiasmo sin precedentes.