Espacio de opinión de Canarias Ahora
El Sáhara de Saavedra
En esta ocasión ha dicho el alcalde de Las Palmas que no quisiera ahí enfrente una república islamista y que por eso prefiere un Sáhara con amplia autonomía, pero marroquí. No entraré en espesuras jurídicas ni en disquisiciones que de nada sirven. Simplemente, le preguntaría a Saavedra de dónde saca que Marruecos es garantía frente al islamismo.
De entrada, no he visto saharauis y sí a muchos marroquíes entre los terroristas pendientes de sentencia o que están siendo juzgados ahora mismo. Quienes conocen algo a los saharauis saben que ellos no van por ahí, mientras que la frecuencia de marroquíes involucrados en acciones terroristas indica, cuando menos, que le fallan los controles a la monarquía vecina; o no le fallan, que no es menos posible. En cualquier caso, no parece una barrera eficaz.
Por otro lado, no está Mohamed VI tan bien sentado que le sea imposible a los islamistas desbordarlo. No es un secreto que son cada vez más fuertes, de modo que la apuesta de Saavedra por la monarquía alauita es más que nada expresión de un deseo suyo.
En medios psocialistas aseguran que se trata de una opinión personal que no refleja la posición del PSOE. Vale; con la salvedad de que las posturas de los partidos las definen en la práctica no lo que dicen sino lo que hacen sus dirigentes. Y en este sentido, veo a Zapatero también inclinado del lado marroquí. Lo que no sorprende a quienes pensamos que si Marruecos aprieta las clavijas en Canarias en su área de influencia norafricana, el Gobierno español y la UE utilizarían las islas como moneda de cambio si así aseguran mejor la estabilidad del Mediterráneo. No haría falta izar la Media Luna en la Plaza de la Feria ni observar el Ramadán: recuerden, si no, a los ingleses que no necesitaron plantificar la Union Jack para controlar la economía isleña. Tenemos experiencia en estos asuntos.
Convendría asimismo reparar, como dato, en el respaldo de Mohamed VI al Istiqlal, el partido nacionalista marroquí que concibió el Gran Marruecos en el que incluyó a Canarias con buena parte de Argelia, Mauritania y el Sahara. Dicen que ese expansionismo es agua pasada, pero donde hubo siempre queda, ya saben. Ojito, pues.
No entro, para qué, en la ética de dar de lado a un pueblo que España entregó atado para que lo masacraran.
En esta ocasión ha dicho el alcalde de Las Palmas que no quisiera ahí enfrente una república islamista y que por eso prefiere un Sáhara con amplia autonomía, pero marroquí. No entraré en espesuras jurídicas ni en disquisiciones que de nada sirven. Simplemente, le preguntaría a Saavedra de dónde saca que Marruecos es garantía frente al islamismo.
De entrada, no he visto saharauis y sí a muchos marroquíes entre los terroristas pendientes de sentencia o que están siendo juzgados ahora mismo. Quienes conocen algo a los saharauis saben que ellos no van por ahí, mientras que la frecuencia de marroquíes involucrados en acciones terroristas indica, cuando menos, que le fallan los controles a la monarquía vecina; o no le fallan, que no es menos posible. En cualquier caso, no parece una barrera eficaz.