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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Santiago el de Berrugo

Y así han pasado siete décadas. Tiene mucha vida Santiago. Seguramente es el ecologista decano de Canarias. Hoy Santiago es el presidente de El Guincho, una organización ecologista que recogió el testigo del Círculo Ecologista de Lanzarote que fundó César Manrique. Sí, Cesar, que en los años ochenta ya escribió aquel texto donde decía “Momento de parar” y advertía que la dictadura del cemento podía enterrar nuestro futuro. Pero a César no le hicieron caso. Hoy la hilera de habitaciones donde se criaron Santiago y sus hermanos está rodeada de un gran centro comercial y de un muelle deportivo. Los dueños del Plan Parcial Castillo del Águila han construido allí el Puerto Marina Rubicón, se trata de una concesión administrativa dada por el gobierno del Estado para construir un puerto de 77 000 metros cuadrados con más de 110.000 metros cuadrados de mar abrigado. Ya en febrero de 2002 la organización ecologista WWF/Adena presentó una queja ante la Dirección General de Medioambiente de la Comisión Europea (2001/4479) que decidió abrir un expediente de infracción contra el Estado español. Los ecologistas denunciaron que los promotores de Puerto Marina Rubicón iban a utilizar 6500 kilos de goma 2 en un paraje natural para llevar adelante sus planes. Por si alguien cree que en Canarias no hay gente que usa pólvora para matar, ahí tienen el dato. Los asesinos de lo natural emplean la pólvora para matar nuestra naturaleza.

A pesar de las denuncias ecologistas y de los expedientes de la Unión Europea, los promotores no sólo sacaron sus proyectos adelante sino que se han atrevido a denunciar a Santiago Medina ante los tribunales. Pretenden desalojar la casa familiar que Santiago heredó de sus padres. No quieren testigos de la masacre. En el año 1907 la Real Sociedad Española de Historia Natural organizó una expedición a Lanzarote. El doctor en Paleontología Eduardo Hernández Pacheco resumió ese viaje en un texto titulado “ Por los campos de lava” donde se describía la casa familiar de Santiago:

“En el Berrugo existe una colonia de pescadores que habita en ocho o diez casuchas alineadas en la orilla del mar. Sin detenernos, pasamos por delante de ellas hasta un aljibe situado un par de centenares de metros más adelante, allí hicimos alto para renovar nuestra provisión de agua. La chiquillería de los pescadores nos rodeó contemplándonos como cosa extraordinaria. Les repartimos unas monedas, que estos chiquillos cogen casi con indeferencia y sin mostrar codicia ¡Felices ellos que aún desconocen el valor del dinero!”. Entre esa chiquillería estaban los hermanos de Santiago Medina. Los cinco hijos de don Gabino que quedan vivos siguen sin cometer el pecado de la codicia. Hoy frente a su casa hay una pancarta que dice “Si luchamos podemos perder, si no luchamos estamos perdidos”. Durante las navidades pasadas el presidente del Real Madrid Ramón Calderón se encontró con la pancarta y copió el lema y lo puso en los vestuarios del club merengue. A Santiago lo han entrevistado varios periódicos deportivos de Madrid. Pero al presidente de El Guincho no le interesa ni el fútbol ni la fama. Lo que le preocupa es saber qué significa eso que acaba de decir el gobierno canario de que hay que ser “flexibles” con la aplicación de la Ley de Costas en Canarias. Porque la flexibilidad de los últimos 20 años ha provocado que unos señores hayan construido Puerto Marina Rubicón sobre yacimientos arqueológicos, salinas y sobre la historia misma de Lanzarote. Y esos mismos señores, dicen que Santiago es un ocupa y piden a los jueces que lo echen de su casa. La “flexibilidad” de la ley ha destrozado la playa de Berrugo y pretende pasar por encima de los últimos testigos de este crimen para el que han necesitado miles de kilos de Goma 2. Me gustaría saber de qué lado está el gobierno de “nuestra gente”, si del lado de Santiago el de Berrugo, o del lado de los que trajeron goma 2 y cemento al paraje natural donde Don Gabino y su mujer sacaron adelante a sus diez hijos.

Juan García Luján

Y así han pasado siete décadas. Tiene mucha vida Santiago. Seguramente es el ecologista decano de Canarias. Hoy Santiago es el presidente de El Guincho, una organización ecologista que recogió el testigo del Círculo Ecologista de Lanzarote que fundó César Manrique. Sí, Cesar, que en los años ochenta ya escribió aquel texto donde decía “Momento de parar” y advertía que la dictadura del cemento podía enterrar nuestro futuro. Pero a César no le hicieron caso. Hoy la hilera de habitaciones donde se criaron Santiago y sus hermanos está rodeada de un gran centro comercial y de un muelle deportivo. Los dueños del Plan Parcial Castillo del Águila han construido allí el Puerto Marina Rubicón, se trata de una concesión administrativa dada por el gobierno del Estado para construir un puerto de 77 000 metros cuadrados con más de 110.000 metros cuadrados de mar abrigado. Ya en febrero de 2002 la organización ecologista WWF/Adena presentó una queja ante la Dirección General de Medioambiente de la Comisión Europea (2001/4479) que decidió abrir un expediente de infracción contra el Estado español. Los ecologistas denunciaron que los promotores de Puerto Marina Rubicón iban a utilizar 6500 kilos de goma 2 en un paraje natural para llevar adelante sus planes. Por si alguien cree que en Canarias no hay gente que usa pólvora para matar, ahí tienen el dato. Los asesinos de lo natural emplean la pólvora para matar nuestra naturaleza.

A pesar de las denuncias ecologistas y de los expedientes de la Unión Europea, los promotores no sólo sacaron sus proyectos adelante sino que se han atrevido a denunciar a Santiago Medina ante los tribunales. Pretenden desalojar la casa familiar que Santiago heredó de sus padres. No quieren testigos de la masacre. En el año 1907 la Real Sociedad Española de Historia Natural organizó una expedición a Lanzarote. El doctor en Paleontología Eduardo Hernández Pacheco resumió ese viaje en un texto titulado “ Por los campos de lava” donde se describía la casa familiar de Santiago: