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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Para que todo siga igual

El PSC ha sido acrítico con ATI-CC y su cómplice en asuntos, como los de Granadilla y Las Teresitas, lo que le ha provocado cuadros de esquizofrenia. Su justificación, la necesidad de posibilitar la gobernabilidad de las islas, no evitó ni el mal gobierno ni que volvieran a metérsela doblada en este fin de fiesta lamentable. Su amenaza de ir a la Fiscalía es impotencia política.El acuerdo CC-PP para gobernar es evidente. Lo lograrán o no, pero la cuestión es qué harán los psocialistas, quienes, aún sin merecerlo, ofician de alternativa; más como consecuencia del empuje y las actitudes de López Aguilar que debido a su ejecutoria en la construcción de una alternativa con oferta de gobierno fiable. También los psocialistas han perdido la legislatura que acaba. Como sabemos a quienes aprovechó, estén seguros de que habrá dinero para la campaña.López Aguilar es candidato de un partido anquilosado y acomodaticio con la mentalidad burocrática de mejorar de acuerdo con el IPC, pero sin volverse loco de la cabeza con excesivas responsabilidades. Por eso dan la impresión los psocialistas de no querer ganar las elecciones. En ese “hábitat”, el ex ministro es un revulsivo indeseado y tengo serias dudas de que pueda con la inercia del conformismo trufado de cambalaches y cabreos puntuales, sin consecuencias de uno para el siguiente porque siempre se le pegan. El que en Santa Cruz unos estén por Las Teresitas de Zerolo y otros por lo contrario es buena muestra. Hay otras, pero basta este ejemplo límite para lo que digo.La irrupción de López Aguilar preocupa a la derecha ático-pepera que proyecta una imagen suya de radicalismo infantiloide por pretender barrer un poco la casa; un delito de lesa patria contra los negocios. Esa imagen la contraponen perversamente al espíritu dialogante y moderado de Juan Carlos Alemán, siempre dispuesto a la transacción. Trata la derecha, en fin, de parar el impulso del candidato y aislarlo entre los suyos: Mauricio no se ocultó para amenazar a los psocialistas con dejarlos fuera del reparto del poder si López Aguilar no afloja un punto. Sabe el también candidato a la alcaldía de Las Palmas qué teclas tocar y poco le importa contribuir a envilecer más la política, que de eso se trata.

El PSC ha sido acrítico con ATI-CC y su cómplice en asuntos, como los de Granadilla y Las Teresitas, lo que le ha provocado cuadros de esquizofrenia. Su justificación, la necesidad de posibilitar la gobernabilidad de las islas, no evitó ni el mal gobierno ni que volvieran a metérsela doblada en este fin de fiesta lamentable. Su amenaza de ir a la Fiscalía es impotencia política.El acuerdo CC-PP para gobernar es evidente. Lo lograrán o no, pero la cuestión es qué harán los psocialistas, quienes, aún sin merecerlo, ofician de alternativa; más como consecuencia del empuje y las actitudes de López Aguilar que debido a su ejecutoria en la construcción de una alternativa con oferta de gobierno fiable. También los psocialistas han perdido la legislatura que acaba. Como sabemos a quienes aprovechó, estén seguros de que habrá dinero para la campaña.López Aguilar es candidato de un partido anquilosado y acomodaticio con la mentalidad burocrática de mejorar de acuerdo con el IPC, pero sin volverse loco de la cabeza con excesivas responsabilidades. Por eso dan la impresión los psocialistas de no querer ganar las elecciones. En ese “hábitat”, el ex ministro es un revulsivo indeseado y tengo serias dudas de que pueda con la inercia del conformismo trufado de cambalaches y cabreos puntuales, sin consecuencias de uno para el siguiente porque siempre se le pegan. El que en Santa Cruz unos estén por Las Teresitas de Zerolo y otros por lo contrario es buena muestra. Hay otras, pero basta este ejemplo límite para lo que digo.La irrupción de López Aguilar preocupa a la derecha ático-pepera que proyecta una imagen suya de radicalismo infantiloide por pretender barrer un poco la casa; un delito de lesa patria contra los negocios. Esa imagen la contraponen perversamente al espíritu dialogante y moderado de Juan Carlos Alemán, siempre dispuesto a la transacción. Trata la derecha, en fin, de parar el impulso del candidato y aislarlo entre los suyos: Mauricio no se ocultó para amenazar a los psocialistas con dejarlos fuera del reparto del poder si López Aguilar no afloja un punto. Sabe el también candidato a la alcaldía de Las Palmas qué teclas tocar y poco le importa contribuir a envilecer más la política, que de eso se trata.