Espacio de opinión de Canarias Ahora
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El Gobierno de Cataluña preguntará a los suyos si quieren ser un estado y, en el caso afirmativo, si desean que sea independiente. Huelga la segunda cuestión. Querer un estado dependiente es como querer emanciparte, pero dentro de la casa de tus padres. Algo así como la república independiente de mi casa con muebles de Ikea y confetis del cumple del hijo de Ana Mato.
Los canarios somos tan ambivalentes y bipolares como los catalanes. En los últimos sondeos (demoscópicos, no petrolíferos) nos mostramos en contra de las prospecciones (petrolíferas, no demoscópicas), pero a la vez rechazamos la independencia de las islas.
Los paisanos deben saber que la única manera de ahuyentar la extracción de supuesto petróleo de nuestras costas es siendo independientes. Si no lo somos, el que decidirá eso (o sea, nuestro futuro) será el Gobierno central, que ya ha mostrado su propensión al oro negro. Es más fácil sacar petróleo que subir impuestos a los ricos.
En España solo hay dos formas de que las petroleras no metan sus sucias manos en nuestro medio natural: ser independientes o ser de una autonomía del mismo partido que el Gobierno de la nación. Lo hemos comprobado con Baleares y la Comunidad Valenciana.
El Gobierno central suele ser muy comprensivo con las autonomías dirigidas por su mismo partido. A los correligionarios les dejan rienda suelta para que decidan lo que quieran. ¿Recuerdan eso del derecho a decidir?
En cambio, si no eres correligionario te tratan como si fueras el patio trasero de tu casa, de la república independiente de Ikea, donde se amontonan los trastos y desechos. Ahí no decides cómo colocas los artilugios en las estanterías. Menos aún dónde depositas los escombros.
Paulino Rivero ha querido hacerse fuerte a través de una carta. Ha escrito a Rajoy pero también a su primo de Zumozol y por eso el rey le ha echado una mano para terciar en la entrevista con el primer ministro, aunque me temo que el encuentro no servirá de mucho porque los canarios estamos muy lejos de Madrid y somos indolentes.
¿Ustedes se imaginan a las petroleras merodeando los mares de Cataluña o Euskadi en contra de sus gobiernos y habitantes? Yo tampoco. Por cierto, ¿cuál era la pregunta?
El Gobierno de Cataluña preguntará a los suyos si quieren ser un estado y, en el caso afirmativo, si desean que sea independiente. Huelga la segunda cuestión. Querer un estado dependiente es como querer emanciparte, pero dentro de la casa de tus padres. Algo así como la república independiente de mi casa con muebles de Ikea y confetis del cumple del hijo de Ana Mato.
Los canarios somos tan ambivalentes y bipolares como los catalanes. En los últimos sondeos (demoscópicos, no petrolíferos) nos mostramos en contra de las prospecciones (petrolíferas, no demoscópicas), pero a la vez rechazamos la independencia de las islas.