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Otra de soriasis

Uno de los que no han podido evitar el contagio es Asier Antona, secretario general del PP, que se ha convertido en otro de los correveidiles de Soria, su jefe y hacedor. Antona acaba de proclamar la voluntad pepera de liderar Canarias y le ha exigido a Paulino que se mande a mudar. Si la primera parte se entiende, pues los partidos están para intentar gobernar, la segunda, la embestida contra Paulino, aún siendo su correlato obligado, se me antoja desvergonzada. No porque sea ilegítimo hostilizar al rival político sino porque no es el PP, precisamente, el más indicado para pronunciarse contra Paulino en los términos en que lo ha hecho Antona. Me explico.

Los tipos mediocres suelen medir a los demás en función de sus pocos alcances, lo que les lleva a pensar que los demás somos idiotas y desmemoriados. Quiero decir, en fin, que es torpe desvergüenza pensar que nos hemos olvidado de que el Paulino ahora denostado es, en gran medida, hechura del PP. Denuncia Antona los 20 años de monopolio nacionalero del poder, pero silencia que ha sido su partido quien lo hizo posible y se ha esmerado en mantener y consolidar al propio Paulino? hasta que al señorito Soria se le metió en la cabeza ser Paulino en lugar de Paulino. Eso es lo que hay.

Habrán visto, por otro lado y sin salirnos de lo mismo, el entusiasmo con que se han incorporado a tan chunga estrategia soriásica José Miguel Bravo y Juan José Cardona con sus quejas por el maltrato del Gobierno a la isla de Gran Canaria y a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Si ese trato es bueno, malo, regular o mediopensionista resulta discusión en la que no voy a entrar ahora: solo me interesa subrayar que es el mismo trato de cuando Soria estaba conchabado con CC. Entonces no le venían bien las reivindicaciones grancanarias y nadie de su partido osó rechistar, faltaría más. Ahora interesan al señorito unas pocas dosis de pleito y ahí están ellos de vulgares meritorios a ver si sacan cacho de los sentimientos de los menos avisados.

La cosa arranca de que Soria carece de mayor predicamento en la cúpula estatal pepera y su posición en el Gobierno está cogida con alfileres. No cuenta con excesivas simpatías entre los suyos, aunque se hayan tenido en cuenta sus buenos resultados electorales para tenerlo sentadito en Madrid. Por eso necesita acceder a la presidencia de Canarias y mejorar en la consideración del núcleo duro de la dirección pepera. De ahí que busque una alianza con los psocialistas canarios para defenestrar a Paulino y presentarse a las próximas elecciones como el Mesías redentor. Para conseguirlo mueve a sus peones al tiempo que percute en quienes dentro del propio PSC ven bien ese acuerdo que, seguramente, haría más profundo el hoyo en el que está el partido, pero les asegura a ellos participar del puchero hasta que a Soria le dé otra rebelina y amigos que fuimos. Estos cálculos alimenticios se traducen en críticas y presiones internas a José Miguel Pérez para que se líe con los peperos y de ahí la insistencia del vicepresidente en el buen funcionamiento del apaño con Paulino. Bien sabe Pérez lo que puede ocurrir si cede.

En varias ocasiones he hablado del fracaso autonómico debido a la inadecuada concepción de la autonomía, a su defectuosa estructuración y puesta en manos de una clase política sin visión y con un alto grado de desconocimiento. Quiero decir que no justifico ni defiendo al actual Gobierno sino que es desenfocar el problema personalizarlo en Paulino como Mal absoluto, o en Soria devenido en esperanza blanca, en encarnación del Bien. Esta es una simpleza que, en el caso que nos ocupa, pasa a ser, ya dije, franca desvergüenza. No solo por la contribución pepera a crear la situación que ahora denuncia con décadas de apoyo a CC, sino, lo que es más importante, a la vista de que los antecedentes conocidos de su gestión en general y de Soria en particular no brillan por su ejemplaridad, precisamente; todo lo contrario.

Junto a Antona aparece una soriásica crónica y no menos desmemoriada: Australia Navarro, portavoz pepera y otra de las joyas del señorito. Navarro llamó a los canarios para acabar con 20 años de monopolio político nacionalero en la misma sintonía de Antona a la que añadió la perla de exigirle a Paulino que dé paso “a quienes ganamos las elecciones” en mayo de 2011; con lo que se sitúa en las antípodas de aquella Australia que justificó y bendijo el pacto del PP con Paulino para impedirle acceder al Gobierno a López Aguilar, que obtuvo unos resultados mucho más holgados. Me recuerda a Cospedal que en 2010 puso el grito en el cielo ante el rumor de que Zapatero preparaba una amnistía a los defraudadores fiscales y defendió y aplaudió con las orejas hace poco la misma medida, no rumoreada sino puesta en ejecución por Montoro.

No merece la pena que me extienda ni que haga relación de la larga estela de trapisondas y escándalos del rabolleva del PP soriano: los que saben, saben y los que no saben es porque no se fijan o no les conviene fijarse. El mal, insisto, radica en una autonomía fallida en manos de una dirigencia política y económica que, ya ven, comparte los atributos que según Antona “adornan” a Paulino: “irresponsabilidad, ineficacia, incapacidad e incompetencia”. No añado la nota de ignorancia porque es como el valor en el Ejército, que se le supone al soldado.

Uno de los que no han podido evitar el contagio es Asier Antona, secretario general del PP, que se ha convertido en otro de los correveidiles de Soria, su jefe y hacedor. Antona acaba de proclamar la voluntad pepera de liderar Canarias y le ha exigido a Paulino que se mande a mudar. Si la primera parte se entiende, pues los partidos están para intentar gobernar, la segunda, la embestida contra Paulino, aún siendo su correlato obligado, se me antoja desvergonzada. No porque sea ilegítimo hostilizar al rival político sino porque no es el PP, precisamente, el más indicado para pronunciarse contra Paulino en los términos en que lo ha hecho Antona. Me explico.

Los tipos mediocres suelen medir a los demás en función de sus pocos alcances, lo que les lleva a pensar que los demás somos idiotas y desmemoriados. Quiero decir, en fin, que es torpe desvergüenza pensar que nos hemos olvidado de que el Paulino ahora denostado es, en gran medida, hechura del PP. Denuncia Antona los 20 años de monopolio nacionalero del poder, pero silencia que ha sido su partido quien lo hizo posible y se ha esmerado en mantener y consolidar al propio Paulino? hasta que al señorito Soria se le metió en la cabeza ser Paulino en lugar de Paulino. Eso es lo que hay.