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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Los sueños de Rajoy terminan en pesadilla

Recuerdo al compañero, como secretario técnico del Ministerio de Educación bajo la batuta de otro símbolo del socialismo, el compañero Solana. Daba sus primeros pasos en los entresijos de la política, ese cántabro de nacimiento, y andaluz de adopción, que ya apuntaba maneras; hoy Pérez Rubalcaba podremos decir, sin temor a equivocarnos, es uno de los valores más preciados dentro de la casa socialista. Trabajador incansable, extraordinario estratega de la política, que a más de un parlamentario de la oposición, se le erizan los pelos, cuando les toca enfrentarse dialécticamente con él. Hombre de sangre fría, que elimina con una leve sonrisa, los argumentos de sus oponentes, pues para todo tiene respuestas y soluciones, que como vulgarmente se dice, dejan al contrincante en paños menores. Ya vaticino memorables sesiones de control parlamentario, en su dialéctica lucha con el piquito de oro de Saez de Santamaría, que ya le veo pidiéndole consejo a la princesa de los pobres la Belén televisiva, para poder contrarrestar los argumentos y la “sorna” con la que Rubalcaba suele regalar a sus oponentes; por ello, en la sede de Génova, cuándo se habla de él, le comparan con Maquiavelo.

Formando parte del sexteto también reluce la figura de Ramón Jáuregui, otro valor de la amplia cantera de los socialistas españoles que en Presidencia dará un nuevo empuje al proyecto de reformas que demanda la actual situación económica mundial y las directrices de la C.E.E. su dilatado servicio al partido, su experiencia en el ámbito vasco, su talante negociador y conciliador, harán de él otro valor que Zapatero rescata para llevar a buen fin el proyecto renovador de la España que demanda la crisis internacional. Otro de los valores rescatados es Valeriano Gómez, mano derecha de Jesús Caldera, en su paso por el Ministerio de Trabajo, toma las riendas del “desbocado caballo” del Ministerio, para reconducirlo a la mesa del diálogo con los sindicatos, como firme valedor de ellos, y en los que tendrán que depositar su confianza, todos los trabajadores de nuestro país.

La cuota femenina en éste renovado gobierno, la forman Rosa Aguilar, la carismática alcaldesa de Córdoba, que bajo las siglas de I.U. y el apoyo socialista, hizo de aquella emblemática ciudad un referente de buena administración, y Zapatero le pide que deje el gobierno andaluz, donde desempeñaba la cartera de Obras Públicas, para servir a metas más elevadas de la políticas, asumiendo el Ministerio de Medio Ambiente Rural y Marino. Como diría un cristiano practicante: “Por sus acciones les conocerán” aunque ya es más que archiconocida, Rosa Aguilar es todo cerebro, con una extraordinaria pincelada de glamour andaluz, con mano firme, para tomar decisiones. Leire Pajín se incorpora al Gobierno, con una Cartera que no le es muy extraña, pues ya tocó de refilón la cooperación en el ámbito social, el Ministerio de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad, que hasta la fecha suponían dos ministerios, hoy, la hasta ahora secretaria de Organización, en la sede de Ferraz, asume esas atribuciones, con la entereza y eficacia, propia de una mujer que nació bajo el signo del socialismo. Ha sido la única ministra que ya ha recibido los “halagos” de un alcalde del P.P, ese trozo de carne humana llamada Francisco Javier León, alcalde de Valladolid que le ha venido a dar las gracias, pues se va ahorrar un pastón en los profilácticos, que según él regalara Leire a sus hijas. No es de extrañar comportamiento tan procaz, muy propio de la rancia derecha española.

He dejado para el final a la nueva Ministra de Asuntos Exteriores, la incombustible y disciplinada Trinidad Jiménez, que llega a ese palacio, ya conocido por ella, y donde tanto ha aprendido, en tiempos no muy lejanos. Sustituye a Moratinos, ese trozo de pan que nos ha abierto muchas puertas en el exterior, y quizás el diplomático de carrera que más ha hecho por la política mediterránea y que ha puesto todo su empeño en dotar a los palestinos de su propia nación. A Trini le auguro una buena estancia en Exteriores, no sólo por su conocida capacidad de diálogo, sino por su tenacidad en todos y cada uno de los proyectos que Zapatero le ha encomendado, pues es una mujer de partido, como todos los que se incorporan al equipo ministerial, algo que los socialistas que ya peinamos canas, echábamos en falta.

Cómo epílogo de este tan trajinado jueves de octubre, recomendarle a los “alumbrados” del Partido Popular que vayan buscando otro líder con más carisma, con más talante, más talento, y sobre todo que no se crea el Mesías de la vieja Europa, pues aquel que echó del templo a los mercaderes, al que se conoció por el Mesías, los poderosos de la época, le crucificaron, entre dos ladrones, uno de ellos con cierto parecido en sus modos de robar, con los que hoy presuntamente practican el sistema desde los palacios del poder, allí donde gobiernan.

Antonio Ortega Santana

Recuerdo al compañero, como secretario técnico del Ministerio de Educación bajo la batuta de otro símbolo del socialismo, el compañero Solana. Daba sus primeros pasos en los entresijos de la política, ese cántabro de nacimiento, y andaluz de adopción, que ya apuntaba maneras; hoy Pérez Rubalcaba podremos decir, sin temor a equivocarnos, es uno de los valores más preciados dentro de la casa socialista. Trabajador incansable, extraordinario estratega de la política, que a más de un parlamentario de la oposición, se le erizan los pelos, cuando les toca enfrentarse dialécticamente con él. Hombre de sangre fría, que elimina con una leve sonrisa, los argumentos de sus oponentes, pues para todo tiene respuestas y soluciones, que como vulgarmente se dice, dejan al contrincante en paños menores. Ya vaticino memorables sesiones de control parlamentario, en su dialéctica lucha con el piquito de oro de Saez de Santamaría, que ya le veo pidiéndole consejo a la princesa de los pobres la Belén televisiva, para poder contrarrestar los argumentos y la “sorna” con la que Rubalcaba suele regalar a sus oponentes; por ello, en la sede de Génova, cuándo se habla de él, le comparan con Maquiavelo.

Formando parte del sexteto también reluce la figura de Ramón Jáuregui, otro valor de la amplia cantera de los socialistas españoles que en Presidencia dará un nuevo empuje al proyecto de reformas que demanda la actual situación económica mundial y las directrices de la C.E.E. su dilatado servicio al partido, su experiencia en el ámbito vasco, su talante negociador y conciliador, harán de él otro valor que Zapatero rescata para llevar a buen fin el proyecto renovador de la España que demanda la crisis internacional. Otro de los valores rescatados es Valeriano Gómez, mano derecha de Jesús Caldera, en su paso por el Ministerio de Trabajo, toma las riendas del “desbocado caballo” del Ministerio, para reconducirlo a la mesa del diálogo con los sindicatos, como firme valedor de ellos, y en los que tendrán que depositar su confianza, todos los trabajadores de nuestro país.