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Temporal de mierda en Lanzarote

Dos concejales del PIL, Ubaldo Becerra y José Miguel Rodríguez, confesaron que están detrás de los destrozos ocasionados por esta tormenta. Becerra y Rodríguez reconocieron que en lugar de achicar agua, se dedicaron a convertir en un lodazal sus concejalías. Cada uno pidió 20.000 euros al empresario José Antonio Castellano a cambio de agilizar el pago de las deudas que el consistorio tenía con sus empresas. Curiosamente, la empresa a la que se le debía dinero, era la responsable de la limpieza municipal, y la deuda había comenzado justito cuando el empresario decidió abandonar el PIL.

¿Cómo reaccionar ante este temporal que puede llenar de lodo todas las instituciones de Lanzarote? Lo lógico, lo sensato, sería echar fuera de los ayuntamientos y del cabildo a los sobornadores, a los cobradores de comisiones, a los que venden las licencias urbanísticas en el mercado de los chantajistas, a los que tienen sus despachos en las celdas de Tahiche o de Tenerife. La mejor defensa contra un buen temporal de lodo sería que las personas honradas se reúnan y firmen un compromiso contra la mierda, contra el latrocinio desde las instituciones, que se busquen acuerdos para la gobernabilidad y no para el atraco general.

Pero parece que no. Que ese no es el camino. Parece que hay que considerar normal que dos concejales tan profundamente sospechosos que el juez ha podido mantenerlos cuatro meses en la cárcel, que dos ediles que han confesado al magistrado que sobornaban a los empresarios que trabajan para el ayuntamiento, parece que dos tipejos así son los mejores compañeros de viaje para llegar a una alcaldía. Justo en la misma semana en que el partido del futuro ¿señor? alcalde publicaba un código ético contra la corrupción municipal.

¿Y fuera de las instituciones qué pasa?¿Dónde está la sociedad civil de Lanzarote? ¿No pueden hablar o no quieren hablar? Resulta patético ver a la consejera de Turismo del Gobierno canario declarando que es malo para la imagen de Canarias que los telediarios en Europa se abran con la noticia de una mujer en huelga de hambre en el aeropuerto conejero, con la información sobre una defensora de los derechos humanos. Parece que sería mejor la imagen de su compañero de partido, Cándido Reguera, en el pleno donde se convertirá en alcalde gracias al voto de dos concejales que se han declarado sobornadores ante el juez.

Me niego a considerar normal todo lo que está pasando. No podemos quedarnos callados mientras vemos que los destinos de muchas instituciones públicas se quedan en manos de golfos convictos, confesos e incluso condenados. Tenemos que parar este temporal de mierda antes de que sea demasiado tarde, antes de que el diluvio nos entierre a todos, porque el arca de Noé salió hace siglos y sería estúpido seguir la consigna de nuestro señor presidente, que plantea que todo el mundo es inocente hasta el día del Juicio Final.

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Juan García Luján

Dos concejales del PIL, Ubaldo Becerra y José Miguel Rodríguez, confesaron que están detrás de los destrozos ocasionados por esta tormenta. Becerra y Rodríguez reconocieron que en lugar de achicar agua, se dedicaron a convertir en un lodazal sus concejalías. Cada uno pidió 20.000 euros al empresario José Antonio Castellano a cambio de agilizar el pago de las deudas que el consistorio tenía con sus empresas. Curiosamente, la empresa a la que se le debía dinero, era la responsable de la limpieza municipal, y la deuda había comenzado justito cuando el empresario decidió abandonar el PIL.

¿Cómo reaccionar ante este temporal que puede llenar de lodo todas las instituciones de Lanzarote? Lo lógico, lo sensato, sería echar fuera de los ayuntamientos y del cabildo a los sobornadores, a los cobradores de comisiones, a los que venden las licencias urbanísticas en el mercado de los chantajistas, a los que tienen sus despachos en las celdas de Tahiche o de Tenerife. La mejor defensa contra un buen temporal de lodo sería que las personas honradas se reúnan y firmen un compromiso contra la mierda, contra el latrocinio desde las instituciones, que se busquen acuerdos para la gobernabilidad y no para el atraco general.