Espacio de opinión de Canarias Ahora
El otro terrorismo
La acción legislativa en relación con la violencia juvenil y el parasitismo, es totalmente desidiosa. La judicial, un insulto a la inteligencia y al derecho de las personas a vivir en paz y seguridad. Sentencias que permiten que individuos como éstos salgan impunes como consecuencia de su insolvencia o paguen treinta euros por un daño de trescientos noventa y nueve, sin contar los daños morales, es poco menos que apología de la barbarie.
Una sociedad, sus bienes materiales y morales, no pueden sostenerse justificando desde las ciencias sociales la conducta sociopático de los grupos que no sólo no aportan nada a ésta, sino que destruyen los valores de la convivencia.
Este nuevo terrorismo, sale más onerosos a las arcas públicas que si el estado invirtiera en una nueva prestación social de carácter educativo; para ello, desde los centros educativos, los servicios sociales y otras instituciones se deben detectar aquellos chicos y chicas en peligro de exclusión social, y actuar con urgencia para prevenir males mayores. Estudio, trabajo formativo y disciplina, tres principios ancestrales que rara vez fallan, deben ser el eje de una prestación social imprescindible, y una forma si se quiere también, de compensar a la ciudadanía. Si queremos integrar a las víctimas que el propio sistema produce hay que tomar decisiones sobre la marcha, no se puede esperar a estudios longitudinales para entender lo que está meridianamente claro. A grandes males, grandes remedios. Ya están tardando?
Kiko GarcÃa
La acción legislativa en relación con la violencia juvenil y el parasitismo, es totalmente desidiosa. La judicial, un insulto a la inteligencia y al derecho de las personas a vivir en paz y seguridad. Sentencias que permiten que individuos como éstos salgan impunes como consecuencia de su insolvencia o paguen treinta euros por un daño de trescientos noventa y nueve, sin contar los daños morales, es poco menos que apología de la barbarie.
Una sociedad, sus bienes materiales y morales, no pueden sostenerse justificando desde las ciencias sociales la conducta sociopático de los grupos que no sólo no aportan nada a ésta, sino que destruyen los valores de la convivencia.