Las tripas del Partido Popular

El Partido Popular está cada vez más fraccionado, dividido, enfadado por todos sus costados, inmersos sus dirigentes en unas luchas fraticidas. La secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, no crean ustedes que siempre ha sido “conservadora”, empezó sus devaneos políticos con la ministra del PSOE Matilde Fernández como asesora jurídica, y luego fichó con Javier Arenas, y más tarde estuvo con Angel Acebes.

Sería Ignacio González quién la catapultó con el Gobierno de Esperanza Aguirre, y ahora Ignacio González sigue siendo su gran aliado. Ahora, la secretaria general del Partido Popular metió la pata en su explicación del finiquito de Luis Bárcenas, que no se sabe si fue simulado, fraccionado, diferido o a cámara lenta y en play back.

Desde ese aciago día ha caído en desgracia, y muchos dirigentes ni la saludan, y Esperanza Aguirre, que la tuvo de consejera de Transportes hace algunos años, en la última reunión de la dirección nacional del PP, la llamó por tres veces imbecil. Otra familia “popular” es la que encabeza Javier Arenas en Sevilla, pero cada vez con menos cabeza, y con muchos enemigos, y más después de su enésima derrota en las elecciones andaluzas, cuando parecía que a cuenta del ERE socialista tenía amplias posibilidades de ganar. Pero llegó Izquierda Unida y mandó a parar, y Arenas se quedó compuesto y sin Andalucía. Ahora quiere ser ministro con Rajoy de lo que sea, y Dolores de Cospedal está suspirando para que lo consiga y le deje el aparato del partido en sus manos.

En Madrid quienes mangonean al modo son Esperanza Aguirre y su delfín Ignacio González, pero éste último está empezando a cabrearse con la Aguirre, porque la que todavía es presidenta del Partido Popular de Madrid no ha pasado a una segunda línea política cómo había prometido, y González ve que sigue teniendo mucha prensa y le deja en segundo lugar. Pero a su vez par Mariano Rajoy, el gran enemigo interno es precisamente el PP de Madrid, de ahí que Esperanza Aguirre no haya querido soltar los trastos de matar. El nexo de unión entre la Puerta del Sol (Ignacio González, Esperanza Aguirre) y la sede nacional de Génova había sido hasta ahora María Dolores de Cospedal, pero tras el “patinazo” descomunal de la Cospedal explicando el diferido y aplazado del finiquito de Luis Bárcenas, las relaciones entre las secretaria general con los dirigentes de Madrid, Aguirre y González, se han deteriorado ostensiblemente en estas últimas semanas con el aditamento del “barcenazo”.

El Partido Popular está cada vez más fraccionado, dividido, enfadado por todos sus costados, inmersos sus dirigentes en unas luchas fraticidas. La secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, no crean ustedes que siempre ha sido “conservadora”, empezó sus devaneos políticos con la ministra del PSOE Matilde Fernández como asesora jurídica, y luego fichó con Javier Arenas, y más tarde estuvo con Angel Acebes.

Sería Ignacio González quién la catapultó con el Gobierno de Esperanza Aguirre, y ahora Ignacio González sigue siendo su gran aliado. Ahora, la secretaria general del Partido Popular metió la pata en su explicación del finiquito de Luis Bárcenas, que no se sabe si fue simulado, fraccionado, diferido o a cámara lenta y en play back.