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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

El zapaterazo

Está claro como el agua que el presidente, de acuerdo con las pautas de la Unión Europea, ha cedido a las presiones de los mercados y ha presentado medidas con víctimas conocidas: empleados públicos, pensionistas, personas dependientes y parados. Bajo el sugerente lema de un esfuerzo colectivo, equitativo y justificado, Zapatero se ha rendido a la lógica del liberalismo más rancio y ha cargado contra los de siempre; ni siquiera ha sido capaz de recuperar tributos como el impuesto de patrimonio o el de sociedades que con irresponsable frivolidad enterró en su primer mandato. Por supuesto sigue sin atreverse a poner en marcha una ambiciosa reforma fiscal para que las rentas tributen de forma más justa.

Sinceramente ahora mismo estoy decepcionado con Zapatero. Si me lo explican bien en los próximos días, si me lo pican menúo mis amigos economistas, a lo mejor puedo entender el tijeretazo. Confieso que en mis estudios en la Escuela de Comercio no destaqué precisamente en las asignaturas de contabilidad, matemáticas, y otras relacionadas con las letras de cambio, y mi tendencia fue siempre por las letras de escribir. Entiendo que en la economía de libre mercado en la que nos movemos ahora mismo hay que invertir en austeridad, pero la austeridad debería afectar también a las rentas más altas. Pero sólo que paguemos los de a pie me parece un error grave, y una inversión por parte de Zapatero para perder las próximas elecciones.

Está claro como el agua que el presidente, de acuerdo con las pautas de la Unión Europea, ha cedido a las presiones de los mercados y ha presentado medidas con víctimas conocidas: empleados públicos, pensionistas, personas dependientes y parados. Bajo el sugerente lema de un esfuerzo colectivo, equitativo y justificado, Zapatero se ha rendido a la lógica del liberalismo más rancio y ha cargado contra los de siempre; ni siquiera ha sido capaz de recuperar tributos como el impuesto de patrimonio o el de sociedades que con irresponsable frivolidad enterró en su primer mandato. Por supuesto sigue sin atreverse a poner en marcha una ambiciosa reforma fiscal para que las rentas tributen de forma más justa.

Sinceramente ahora mismo estoy decepcionado con Zapatero. Si me lo explican bien en los próximos días, si me lo pican menúo mis amigos economistas, a lo mejor puedo entender el tijeretazo. Confieso que en mis estudios en la Escuela de Comercio no destaqué precisamente en las asignaturas de contabilidad, matemáticas, y otras relacionadas con las letras de cambio, y mi tendencia fue siempre por las letras de escribir. Entiendo que en la economía de libre mercado en la que nos movemos ahora mismo hay que invertir en austeridad, pero la austeridad debería afectar también a las rentas más altas. Pero sólo que paguemos los de a pie me parece un error grave, y una inversión por parte de Zapatero para perder las próximas elecciones.