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Alarma en Vanyera

No se asusten, que la empresa de Angelito Marrero sigue viva y coleando. Pero sus directivos se llevaron un susto de muerte el jueves pasado cuando empezaron a recibir reiteradas llamadas desde vicepresidencia del Gobierno reclamando algo que no está en el amplio catálogo de servicios que presta esta empresa de alimentación: una certificación de que el 22 de agosto de 2003 habían servido una cena (un lujazo de cena, por cierto) en la casa de Fernando del Castillo, en Monte León. En Vanyera decían a su Excelencia que se podía poner hecho un basilisco que si tan extravagante certificado no lo pedía el cliente no había nada que hacer. Así que el teléfono oficial dirigió sus impulsos digitales en busca y captura de Fernando del Castillo, que no daba crédito a lo que le pedía todo un vicepresidente del Gobierno. También de modo compulsivo.

No se asusten, que la empresa de Angelito Marrero sigue viva y coleando. Pero sus directivos se llevaron un susto de muerte el jueves pasado cuando empezaron a recibir reiteradas llamadas desde vicepresidencia del Gobierno reclamando algo que no está en el amplio catálogo de servicios que presta esta empresa de alimentación: una certificación de que el 22 de agosto de 2003 habían servido una cena (un lujazo de cena, por cierto) en la casa de Fernando del Castillo, en Monte León. En Vanyera decían a su Excelencia que se podía poner hecho un basilisco que si tan extravagante certificado no lo pedía el cliente no había nada que hacer. Así que el teléfono oficial dirigió sus impulsos digitales en busca y captura de Fernando del Castillo, que no daba crédito a lo que le pedía todo un vicepresidente del Gobierno. También de modo compulsivo.