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Tres años después

Después de tres años de disparates, los más conspicuos alentadores de la teoría de la conspiración del 11-M, aquella según la cual ETA y el PSOE estaban detrás de los atentados que costaron la vida a 191 personas, empiezan a recular. El patinazo del ex director general de la Policía, hoy eurodiputado del PP, ha provocado un desmarque en cadena que ha empezado por el director de El Mundo y por uno de los colaboradores del mismísimo Jiménez Diossanto. Aquí tardaremos mucho menos de tres años en ver a Soria agachando la cabeza y reconociendo, aunque sólo sea en privado, que no había ácido bórico en Arinaga, que efectivamente maquinó para beneficiar a los Esquível, que viajó con Lyng para luego darle unas camitas que revalorizaran su urbanización, que hubo pase cochino en La Favorita, que tiene un partido plagado de chorizos y chorizas, que lo de Isolux se lo tragó Pepa como una campeona y que su nuevo chalet está construido sobre los cimientos de la indecencia. Pero, mientras, quiere que sean los socialistas los que pidan perdón. De psiquiatra.

Después de tres años de disparates, los más conspicuos alentadores de la teoría de la conspiración del 11-M, aquella según la cual ETA y el PSOE estaban detrás de los atentados que costaron la vida a 191 personas, empiezan a recular. El patinazo del ex director general de la Policía, hoy eurodiputado del PP, ha provocado un desmarque en cadena que ha empezado por el director de El Mundo y por uno de los colaboradores del mismísimo Jiménez Diossanto. Aquí tardaremos mucho menos de tres años en ver a Soria agachando la cabeza y reconociendo, aunque sólo sea en privado, que no había ácido bórico en Arinaga, que efectivamente maquinó para beneficiar a los Esquível, que viajó con Lyng para luego darle unas camitas que revalorizaran su urbanización, que hubo pase cochino en La Favorita, que tiene un partido plagado de chorizos y chorizas, que lo de Isolux se lo tragó Pepa como una campeona y que su nuevo chalet está construido sobre los cimientos de la indecencia. Pero, mientras, quiere que sean los socialistas los que pidan perdón. De psiquiatra.