Asediados por los escándalos

Se cumple a rajatabla la Ley de Murphy, y en torno a la alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria y de su partido, el PP, se vienen encima todos los escándalos posibles. Sin darles un respiro. Luzardo podría salir trasquilada de su querella contra Nardy Barrios por el asunto de la adjudicación del servicio de playas a la empresa FCC-Medio Ambiente, máxime después de que se descubriera que no hay más irregularidades porque no caben en el expediente. Pero Barrios no pretende conformarse con el escándalo de FCC, y ya parece que habita entre los juzgados algo referido al caso Isolux, el primer escándalo de la era Luzardo, que se inició en agosto de 2003 y todavía no ha terminado. Ya saben que Isolux hizo unos módulos de desalación de agua de mar que costaron un ojo de la cara (y la yema del otro) y por poco ni funcionan. Para colmo, la alcaldesa trata de endilgárselos a Emalsa por el artículo 33, aquel de la bandera. “Se la van a tragar”. Y mucho nos tememos que va a ser que no.

Se cumple a rajatabla la Ley de Murphy, y en torno a la alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria y de su partido, el PP, se vienen encima todos los escándalos posibles. Sin darles un respiro. Luzardo podría salir trasquilada de su querella contra Nardy Barrios por el asunto de la adjudicación del servicio de playas a la empresa FCC-Medio Ambiente, máxime después de que se descubriera que no hay más irregularidades porque no caben en el expediente. Pero Barrios no pretende conformarse con el escándalo de FCC, y ya parece que habita entre los juzgados algo referido al caso Isolux, el primer escándalo de la era Luzardo, que se inició en agosto de 2003 y todavía no ha terminado. Ya saben que Isolux hizo unos módulos de desalación de agua de mar que costaron un ojo de la cara (y la yema del otro) y por poco ni funcionan. Para colmo, la alcaldesa trata de endilgárselos a Emalsa por el artículo 33, aquel de la bandera. “Se la van a tragar”. Y mucho nos tememos que va a ser que no.