El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Basta el Ayuntamiento para hundir Maspalomas
No estaría mal que prosperara algún tipo de mecanismo político y muy constitucional por el que se pueda resetear una institución para volverla a crear desde cero, borrando sus vicios, sus miserias, sus corrupciones, sus vendetas, sus estupideces y su tendencia al suicidio colectivo. Sólo en Canarias conocemos tres corporaciones que deberían ser inmediatamente reseteadas, el Cabildo de Lanzarote y los ayuntamientos de Arrecife y San Bartolomé de Tirajana. Ya, ya sabemos que hay más casos de cafradas sin tino, pero hay que resetear con cuidado, no vayan a aprovecharse desde el otro extremo. De Lanzarote nada nuevo que añadir a las vergüenzas que se destapan y que demuestran lo podrida que está allí la vida política. Pero ocupémonos hoy de San Bartolomé de Tirajana, el municipio que ha patentado con éxito la flagelación más indeseable y dolorosa que pueda aplicarse un masoquista: infligirse un daño dolorosísimo e irreparable y ni siquiera disfrutar. Salvo que la cara de memos que se les ha quedado a algunos en realidad sea un orgasmo por la última barrabasada, dinamitar el Consorcio para la Rehabilitación Turística del Sur. Perdón, que ahora quieren cambiarle el nombre.
No estaría mal que prosperara algún tipo de mecanismo político y muy constitucional por el que se pueda resetear una institución para volverla a crear desde cero, borrando sus vicios, sus miserias, sus corrupciones, sus vendetas, sus estupideces y su tendencia al suicidio colectivo. Sólo en Canarias conocemos tres corporaciones que deberían ser inmediatamente reseteadas, el Cabildo de Lanzarote y los ayuntamientos de Arrecife y San Bartolomé de Tirajana. Ya, ya sabemos que hay más casos de cafradas sin tino, pero hay que resetear con cuidado, no vayan a aprovecharse desde el otro extremo. De Lanzarote nada nuevo que añadir a las vergüenzas que se destapan y que demuestran lo podrida que está allí la vida política. Pero ocupémonos hoy de San Bartolomé de Tirajana, el municipio que ha patentado con éxito la flagelación más indeseable y dolorosa que pueda aplicarse un masoquista: infligirse un daño dolorosísimo e irreparable y ni siquiera disfrutar. Salvo que la cara de memos que se les ha quedado a algunos en realidad sea un orgasmo por la última barrabasada, dinamitar el Consorcio para la Rehabilitación Turística del Sur. Perdón, que ahora quieren cambiarle el nombre.