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El brochazo grueso de Mesa y López

Se veía venir. Aquel brochazo grueso que dio el alcalde Cardona a la Avenida de Mesa y López, en Las Palmas de Gran Canaria, para aparentar que hacía algo por el comercio ajeno a El Corte Inglés, se ha tornado una frustración más. Sus propios votantes se le rebelan porque han confirmado lo que los expertos auguraban: que un plan de peatonalización para revitalizar una zona comercial debe ser integral, incluir medidas muy concretas, incentivos, actuaciones urbanísticas de nivel, ordenación inteligente del tráfico, y no un parche que a la vista está ha sido una auténtica chapuza. Basta con darse una vuelta por el boulevard y comprobar el número de terrazas que han abierto en esa franja verde pintada sobre el asfalto y acotada por unos alcorques monísimos que sólo sirven para que haya unos pasos más que atravesar para cruzar la avenida. Exactamente cero locales de hostelería se han echado a la calle, y hasta el sector del automóvil, tan enemigo de las peatonalizaciones, ha salido a la palestra para pedir al alcalde Cardona que se marche para su casa. Lo ha hecho Sergio Alonso, uno de los más conspicuos inspiradores de la derecha y el liberalismo canario, uno de los más apasionados defensores de las políticas de José Manuel Soria, cuyo pupilo se encuentra ahora al frente de la alcaldía de la capital. Su teoría es tan primaria como habitual: se perjudica al comercio si se aleja al automóvil, una afirmación que los acontecimientos se encargan de desmentir siempre que la actuación urbanística sea integral y no una chapuza como la que se ha hecho en Mesa y López. La Provincia recogía estos días las impresiones de los comerciantes y la evidencia de que el brochazo, por mucho que solo haya costado 100.000 euros, es una auténtica frustración. Canarias7 el artículo de Sergio Alonso desbaratando la alegría del alcalde. Los comerciantes sufren las consecuencias. La del brochazo inútil y la de la errática política de apertura dominical, que se ha retrasado de manera vergonzosa por el baile de la yenka que ha protagonizado Cardona en su intento por quedar bien con todos los centros comerciales que querían ser zona de gran afluencia turística. De momento, el chocolate para todos se ha quedado en todo sigue igual.

Se veía venir. Aquel brochazo grueso que dio el alcalde Cardona a la Avenida de Mesa y López, en Las Palmas de Gran Canaria, para aparentar que hacía algo por el comercio ajeno a El Corte Inglés, se ha tornado una frustración más. Sus propios votantes se le rebelan porque han confirmado lo que los expertos auguraban: que un plan de peatonalización para revitalizar una zona comercial debe ser integral, incluir medidas muy concretas, incentivos, actuaciones urbanísticas de nivel, ordenación inteligente del tráfico, y no un parche que a la vista está ha sido una auténtica chapuza. Basta con darse una vuelta por el boulevard y comprobar el número de terrazas que han abierto en esa franja verde pintada sobre el asfalto y acotada por unos alcorques monísimos que sólo sirven para que haya unos pasos más que atravesar para cruzar la avenida. Exactamente cero locales de hostelería se han echado a la calle, y hasta el sector del automóvil, tan enemigo de las peatonalizaciones, ha salido a la palestra para pedir al alcalde Cardona que se marche para su casa. Lo ha hecho Sergio Alonso, uno de los más conspicuos inspiradores de la derecha y el liberalismo canario, uno de los más apasionados defensores de las políticas de José Manuel Soria, cuyo pupilo se encuentra ahora al frente de la alcaldía de la capital. Su teoría es tan primaria como habitual: se perjudica al comercio si se aleja al automóvil, una afirmación que los acontecimientos se encargan de desmentir siempre que la actuación urbanística sea integral y no una chapuza como la que se ha hecho en Mesa y López. La Provincia recogía estos días las impresiones de los comerciantes y la evidencia de que el brochazo, por mucho que solo haya costado 100.000 euros, es una auténtica frustración. Canarias7 el artículo de Sergio Alonso desbaratando la alegría del alcalde. Los comerciantes sufren las consecuencias. La del brochazo inútil y la de la errática política de apertura dominical, que se ha retrasado de manera vergonzosa por el baile de la yenka que ha protagonizado Cardona en su intento por quedar bien con todos los centros comerciales que querían ser zona de gran afluencia turística. De momento, el chocolate para todos se ha quedado en todo sigue igual.