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Carenzio, como decíamos ayer

Fuimos los primeros que, a finales de 2011, trajimos a estas páginas los fantásticos episodios que se estaban viviendo por entonces en el seno de las más acaudaladas ?y a veces respetables- familias burguesas de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, sector Vegueta. Uno de los suyos, un notable miembro de esa burguesía, Giovanni Carenzio, era buscado por tierra mar y aire por unos cuantos incautos de su misma clase social que le habían confiado sus dineros (mayormente en negro) para que los multiplicara del modo y manera que hizo en su día Jesucristo con los panes y los peces. Luego supimos que aquellas nobles familias no habían sido las únicas que cayeron en el juego piramidal del bróker napolitano, y desde Tenerife llegaron más noticias acerca de personas que creyeron en los pajaritos preñados que este fascinante gentleman se sacaba permanentemente de la manga. Este viernes supimos que lo habían detenido en Roma en una operación de blanqueo, estafa y otras cosas feas con un dinero en presencia que podría estar rondando los 20 millones de euros. Pero, ¿qué ocurrirá ahora con la causa que tiene abierta en Instrucción 3 de Las Palmas de Gran Canaria? ¿Tendrán prioridad las autoridades judiciales italianas a la hora de procesar y enjuiciar a este individuo? La respuesta no es sencilla, porque dependerá mucho de que los jueces romanos lo mantengan o no en prisión preventiva y/o lo necesitan allí para las investigaciones hasta el día en que se celebre el juicio. Sin embargo, el juez canario que lo investiga por sus estafas de aquí podrá requerirlo cuando lo desee, y por tratados internacionales con Schengen, Italia tendría que facilitar su presencia siempre que le sea posible. Lo que parece claro que sus correrías han tocado a su fin, del mismo modo que se confirma que se movía en las más altas esferas de las finanzas vaticanas, de las que sin embargo no tiró para responder a los cuantiosos agujeros que dejó en Canariasw, cifrados de manera formal en dos millones de euros (del dinero B, nunca se volverá a saber). Aquel elegante caballero, mecenas, genial conversador y conseguidor espectacular, resultó ser un sinvergüenza. Un culebrón de alta alcurnia que nada tiene que envidiar a los que se comen la doñitas cada mediodía.

Fuimos los primeros que, a finales de 2011, trajimos a estas páginas los fantásticos episodios que se estaban viviendo por entonces en el seno de las más acaudaladas ?y a veces respetables- familias burguesas de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, sector Vegueta. Uno de los suyos, un notable miembro de esa burguesía, Giovanni Carenzio, era buscado por tierra mar y aire por unos cuantos incautos de su misma clase social que le habían confiado sus dineros (mayormente en negro) para que los multiplicara del modo y manera que hizo en su día Jesucristo con los panes y los peces. Luego supimos que aquellas nobles familias no habían sido las únicas que cayeron en el juego piramidal del bróker napolitano, y desde Tenerife llegaron más noticias acerca de personas que creyeron en los pajaritos preñados que este fascinante gentleman se sacaba permanentemente de la manga. Este viernes supimos que lo habían detenido en Roma en una operación de blanqueo, estafa y otras cosas feas con un dinero en presencia que podría estar rondando los 20 millones de euros. Pero, ¿qué ocurrirá ahora con la causa que tiene abierta en Instrucción 3 de Las Palmas de Gran Canaria? ¿Tendrán prioridad las autoridades judiciales italianas a la hora de procesar y enjuiciar a este individuo? La respuesta no es sencilla, porque dependerá mucho de que los jueces romanos lo mantengan o no en prisión preventiva y/o lo necesitan allí para las investigaciones hasta el día en que se celebre el juicio. Sin embargo, el juez canario que lo investiga por sus estafas de aquí podrá requerirlo cuando lo desee, y por tratados internacionales con Schengen, Italia tendría que facilitar su presencia siempre que le sea posible. Lo que parece claro que sus correrías han tocado a su fin, del mismo modo que se confirma que se movía en las más altas esferas de las finanzas vaticanas, de las que sin embargo no tiró para responder a los cuantiosos agujeros que dejó en Canariasw, cifrados de manera formal en dos millones de euros (del dinero B, nunca se volverá a saber). Aquel elegante caballero, mecenas, genial conversador y conseguidor espectacular, resultó ser un sinvergüenza. Un culebrón de alta alcurnia que nada tiene que envidiar a los que se comen la doñitas cada mediodía.