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Carta a Sergio Alonso

Una carta muy parecida a la que Eustasio López envió al presidente del Cabildo de Gran Canaria le fue acercada al presidente del Grupo Domingo Alonso, Sergio Alonso, a su vez aglutinador de sentimientos muy liberales en el seno del Círculo de Empresarios, el lobby grancanario que en los últimos tiempos ha destacado por su feroz enfrentamiento al Gobierno de Canarias, una vez verificado que en él no se encuentra el Partido Popular y, por ende, uno de los políticos más admirados por el señor Alonso, José Manuel Soria. Sin medir las consecuencias y seguramente sin tener más idea del asunto de la que una sola persona le contó, Sergio Alonso se lanzó en una Carta Abierta a Alejandro del Castillo, conde de la Vega Grande, a manifestarse en contra de su criterio y a favor de la demolición del Hotel Oasis. El conde, es menester recordarlo, sabe de turismo, del Palmeral y del Oasis mucho más que Sergio Alonso, y de la historia y entresijos del hotel, ni les contamos. Pero Alonso, muy dado a pontificar y a encasillar a cosas y personas del modo germánico, pontificó más de la cuenta. En la carta que Eustasio López le ha enviado le cuenta cosas muy suculentas que el importador de coches seguro que no sabía, como por ejemplo que una sentencia del Supremo de 1978 ordenó la demolición de ciertas zonas del establecimiento por haber ocupado suelo público. Nunca se ejecutó esa sentencia porque las autoridades de la época esgrimieron, miren ustedes qué casualidad, el sostenimiento de los puestos de trabajo. También ignora Alonso que, si alguien removiera que el hotel está fuera de ordenación, su demolición no podría ser seguida de una nueva construcción porque “el dominio público es imprescriptible, inembargable e inalienable”. En su afán por alinearse con el PP, a Sergio Alonso se le ha ido la mano una vez más. Veremos si rectifica.

Una carta muy parecida a la que Eustasio López envió al presidente del Cabildo de Gran Canaria le fue acercada al presidente del Grupo Domingo Alonso, Sergio Alonso, a su vez aglutinador de sentimientos muy liberales en el seno del Círculo de Empresarios, el lobby grancanario que en los últimos tiempos ha destacado por su feroz enfrentamiento al Gobierno de Canarias, una vez verificado que en él no se encuentra el Partido Popular y, por ende, uno de los políticos más admirados por el señor Alonso, José Manuel Soria. Sin medir las consecuencias y seguramente sin tener más idea del asunto de la que una sola persona le contó, Sergio Alonso se lanzó en una Carta Abierta a Alejandro del Castillo, conde de la Vega Grande, a manifestarse en contra de su criterio y a favor de la demolición del Hotel Oasis. El conde, es menester recordarlo, sabe de turismo, del Palmeral y del Oasis mucho más que Sergio Alonso, y de la historia y entresijos del hotel, ni les contamos. Pero Alonso, muy dado a pontificar y a encasillar a cosas y personas del modo germánico, pontificó más de la cuenta. En la carta que Eustasio López le ha enviado le cuenta cosas muy suculentas que el importador de coches seguro que no sabía, como por ejemplo que una sentencia del Supremo de 1978 ordenó la demolición de ciertas zonas del establecimiento por haber ocupado suelo público. Nunca se ejecutó esa sentencia porque las autoridades de la época esgrimieron, miren ustedes qué casualidad, el sostenimiento de los puestos de trabajo. También ignora Alonso que, si alguien removiera que el hotel está fuera de ordenación, su demolición no podría ser seguida de una nueva construcción porque “el dominio público es imprescriptible, inembargable e inalienable”. En su afán por alinearse con el PP, a Sergio Alonso se le ha ido la mano una vez más. Veremos si rectifica.