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La coincidencia del otro ordenador

Vayamos por partes, que el tamaño de este disparate empieza a ser inabarcable. Mientras Soria denuncia que la juez Rosell fue la que redactó la denuncia de Carlos Sosa por el caso salmón (¡qué desprecio!, pero si el periodista llevaba desde 2005 investigándolo) el consejero de Presidencia y Justicia se defendía de una denuncia que esa misma magistrada había presentado semanas antes (el 16 de noviembre) ante el juzgado de guardia por la rotura del disco duro de su ordenador. Ya les hemos contado aquí la extrañeza que ha producido esa irreversible avería, de cómo se funde un disco duro de un ordenador que teóricamente estaba apagado el fin de semana que murió del todo; de cómo los servicios de la Consejería de Presidencia y Justicia envían a reparar el disco duro a Madrid sin el consentimiento de la juez; de cómo ésta, al enterarse, reclama que se lo devuelvan de inmediato, que hay en ese disco datos muy sensibles de miles de casos secretos, escuchas telefónicas, declaraciones, autos... Como resulta altamente llamativo que los servicios de inteligencia del PP detectaran justo después de esa avería que la denuncia del salmón fue hecha desde un ordenador doméstico que tiene registrado el Word con el nombre de “Rosell”, un dato que estaba a su disposición desde agosto de 2008 sin necesidad de retorcerle el pescuezo a ningún testigo ni de reventar ningún ordenador judicial.

Vayamos por partes, que el tamaño de este disparate empieza a ser inabarcable. Mientras Soria denuncia que la juez Rosell fue la que redactó la denuncia de Carlos Sosa por el caso salmón (¡qué desprecio!, pero si el periodista llevaba desde 2005 investigándolo) el consejero de Presidencia y Justicia se defendía de una denuncia que esa misma magistrada había presentado semanas antes (el 16 de noviembre) ante el juzgado de guardia por la rotura del disco duro de su ordenador. Ya les hemos contado aquí la extrañeza que ha producido esa irreversible avería, de cómo se funde un disco duro de un ordenador que teóricamente estaba apagado el fin de semana que murió del todo; de cómo los servicios de la Consejería de Presidencia y Justicia envían a reparar el disco duro a Madrid sin el consentimiento de la juez; de cómo ésta, al enterarse, reclama que se lo devuelvan de inmediato, que hay en ese disco datos muy sensibles de miles de casos secretos, escuchas telefónicas, declaraciones, autos... Como resulta altamente llamativo que los servicios de inteligencia del PP detectaran justo después de esa avería que la denuncia del salmón fue hecha desde un ordenador doméstico que tiene registrado el Word con el nombre de “Rosell”, un dato que estaba a su disposición desde agosto de 2008 sin necesidad de retorcerle el pescuezo a ningún testigo ni de reventar ningún ordenador judicial.