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La corrupción regresa a Telde, a Santa Brígida, a Madrid…

En la Comunidad de Madrid se viene encima un pacto que perpetuará al frente del Gobierno al Partido Popular del tamayazo, del saqueo de Ignacio González, de la financiación irregular tapada por Esperanza Aguirre, del máster de Cristina Cifuentes… La dinámica de pactos en contra del partido ganador, en este caso el PSOE, ha dado la espalda una vez más al clamor de la calle, a la que repugnan los mismos comportamientos de siempre. Agravados en esta ocasión por la confluencia de las tres derechas de la manifestación de Colón y el blanqueo que tanto el PP como Ciudadanos, ya sin complejos, están haciéndole a Vox.

En Canarias la cosa no pinta muy diferente. Municipios fuertemente lastrados por la corrupción del pasado, como Telde o como Santa Brígida, en Gran Canaria, se disponen a vivir una funesta vuelta al pasado con unos pactos contra el partido ganador en los que se vuelven a agrupar los que llevaron esos ayuntamientos a la ruina en la década anterior.

El PSOE de Telde ha hecho un pacto repugnante con Coalición Canaria (camuflada bajo el nombre de Juntos por Telde, un potaje de insularistas, nacionalistas de siete estrellas verdes y nacionalistas españoles de cuño rojigualda) al que ha sumado nada más y nada menos que al muñidor y testigo necesario de primera fila de la corrupción en la ciudad, Ciudadanos para el Cambio, la Ciuca de Guillermo Reyes que ha tenido la desagradable traslación de los mismos modales políticos al municipio de Mogán, donde la intrépida alcaldesa, Onalia Bueno, hace buenos a todos sus predecesores con métodos que rebasan los límites de la grosería.

El tercer socio será un Partido Popular de Telde que aún no se ha recuperado del cataclismo que supuso la detención de media docena de sus miembros por el caso Faycan, ya juzgado con el curioso resultado de unos acusados que reconocieron los hechos y fueron condenados a escuálidas penas y otros que aguantaron hasta el final mirando fijamente a los ojos del presidente del tribunal, el magistrado corrupto Salvador Alba Mesa, que los absolvió con premio fin de carrera y sobresaliente cum laude.

Si se cumplen los pronósticos, el inminente alcalde socialista de Telde, Alejandro Ramos, pondrá el urbanismo de la ciudad en manos de un político cuya trayectoria reciente en el Gobierno de Canarias no invita precisamente al optimismo. Héctor Suárez (Coalición Canaria) es, lamentablemente y a pesar de su juventud, un claro exponente del chalaneo con el que Coalición Canaria se desenvuelve en las instituciones que asalta. Este periódico todavía está esperando a que explique con detalle cómo es posible que con fondos públicos adscritos a la Dirección General de Infraestructura Turística, y destinados por lo tanto a mejorar la calidad de los cada vez más deteriorados espacios públicos que frecuentan nuestros visitantes, instalara un ascensor en una asociación de vecinos de la ciudad de Gáldar, con la muy pintoresca excusa de que desde la sala en la que se juega al dominó se divisa un monumento natural. Y dos piedras.

En Santa Brígida el panorama también es desolador. La cúpula empresarial local de Ciudadanos en Gran Canaria ha obligado a la única concejala en la villa a respaldar un pacto que hará alcalde al popular Miguel Jorge Blanco, apartando a la fuerza ganadora de las elecciones, Ando Sataute, incapaz de sumar mayoría progresista con el PSOE. Pero la noticia está en los concejales que acompañarán a Miguel Jorge Blanco, particularmente Armando Umpiérrez y Martin Sosa, dos viejos conocidos en la villa por haber apoyado con sus votos las decisiones más oscuras y perjudiciales en anteriores mandatos, los más corruptos de la historia local, entre ellas todo lo que rodeó al famoso mamotreto, un insulto en forma de hormigón que se levanta en medio del casco y cuyo futuro tendrá que decidir ahora la nueva Corporación.

Umpiérrez, que pasó de la UCD al PSOE por la vía del Partido Liberal de Gregorio Toledo para desembocar más tarde en Independientes por Sataute (ISA), concurrió ahora bajo una plataforma vecinal, mientras que Martín Sosa lo hizo con Coalición Canaria, con todo lo que esto supone de ausencia absoluta de control ético desde la superioridad. Mucho va a tener que trabajar el futuro alcalde para evitar que vuelva a imperar en la villa la dinámica de los negocios sospechosos que se cuecen y se deciden fuera del municipio, como ya va ocurriendo ahora con las instrucciones recibidas por la única concejala de Ciudadanos desde el sector más empresarial de su partido en Canarias.

En la Comunidad de Madrid se viene encima un pacto que perpetuará al frente del Gobierno al Partido Popular del tamayazo, del saqueo de Ignacio González, de la financiación irregular tapada por Esperanza Aguirre, del máster de Cristina Cifuentes… La dinámica de pactos en contra del partido ganador, en este caso el PSOE, ha dado la espalda una vez más al clamor de la calle, a la que repugnan los mismos comportamientos de siempre. Agravados en esta ocasión por la confluencia de las tres derechas de la manifestación de Colón y el blanqueo que tanto el PP como Ciudadanos, ya sin complejos, están haciéndole a Vox.

En Canarias la cosa no pinta muy diferente. Municipios fuertemente lastrados por la corrupción del pasado, como Telde o como Santa Brígida, en Gran Canaria, se disponen a vivir una funesta vuelta al pasado con unos pactos contra el partido ganador en los que se vuelven a agrupar los que llevaron esos ayuntamientos a la ruina en la década anterior.