El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Cunde la histeria en el PP
Pues ya lo tienen ahí, a todo el poderío del PP, el electoral y el mediático, comiéndose las uñas como posesos, atacando inconscientemente a todos los desafectos en la búsqueda de culpables de algo que todavía no ha sucedido, desenterrando viejos fantasmas y viejas fantasmadas de un pasado no muy lejano... y haciendo que les salga de dentro lo peor de lo peor, su verdadera concepción del poder. Esperanza Aguirre, desde Madrid, carga contra los ciudadanos que integran el movimiento 15-M, y los acusa de ser agentes al servicio del PSOE, los mismos agentes que agitaron las conciencias el 12 de marzo de 2004 al grito de “queremos saber la verdad” de los atentados de Atocha. Se pone de los nervios Soria, que manda a su tropa a decir los disparates más abominables y a ejecutar las más rastreras maniobras de campaña temerosos de que la barrida, la inmensa humillación a la que iban a someter al PSOE, se quede finalmente en unos bonitos fuegos artificiales que no obliguen a Zapatero a convocar elecciones anticipadas. Se equivoca la lideresa y se equivoca Soria. La primera atribuyendo al PSOE la paternidad de un movimiento cívico que si algo socava electoralmente es a su propio electorado. Los ciudadanos que se han echado a la calle tienen conciencia crítica, les repugna lo que está pasando con los mercados, con los recortes de derechos, con la pobreza, con el paro, con la banca, con los gobiernos europeos en manos de poderes ocultos y codiciosos. Son, mayoritariamente, desencantados de la izquierda que no encuentran acomodo en el PSOE pero tampoco en IU y buscan una alternativa que no sea la resignación y la desmovilización. Pero se manifiestan ante la presidencia de la Comunidad de Madrid, y la señora Aguirre enseguida se ha sentido aludida y atacada. Ella sabrá por qué.
Pues ya lo tienen ahí, a todo el poderío del PP, el electoral y el mediático, comiéndose las uñas como posesos, atacando inconscientemente a todos los desafectos en la búsqueda de culpables de algo que todavía no ha sucedido, desenterrando viejos fantasmas y viejas fantasmadas de un pasado no muy lejano... y haciendo que les salga de dentro lo peor de lo peor, su verdadera concepción del poder. Esperanza Aguirre, desde Madrid, carga contra los ciudadanos que integran el movimiento 15-M, y los acusa de ser agentes al servicio del PSOE, los mismos agentes que agitaron las conciencias el 12 de marzo de 2004 al grito de “queremos saber la verdad” de los atentados de Atocha. Se pone de los nervios Soria, que manda a su tropa a decir los disparates más abominables y a ejecutar las más rastreras maniobras de campaña temerosos de que la barrida, la inmensa humillación a la que iban a someter al PSOE, se quede finalmente en unos bonitos fuegos artificiales que no obliguen a Zapatero a convocar elecciones anticipadas. Se equivoca la lideresa y se equivoca Soria. La primera atribuyendo al PSOE la paternidad de un movimiento cívico que si algo socava electoralmente es a su propio electorado. Los ciudadanos que se han echado a la calle tienen conciencia crítica, les repugna lo que está pasando con los mercados, con los recortes de derechos, con la pobreza, con el paro, con la banca, con los gobiernos europeos en manos de poderes ocultos y codiciosos. Son, mayoritariamente, desencantados de la izquierda que no encuentran acomodo en el PSOE pero tampoco en IU y buscan una alternativa que no sea la resignación y la desmovilización. Pero se manifiestan ante la presidencia de la Comunidad de Madrid, y la señora Aguirre enseguida se ha sentido aludida y atacada. Ella sabrá por qué.