Defender a Blas Acosta

Algunos destacados socialistas, no muchos, la verdad, se han dirigido a nosotros para preguntarnos qué sabemos de Blas Acosta, concejal de Urbanismo de Pájara, para haber empezado a hablar de él como si de un personaje de primera se tratara. Nada sabemos más allá de lo que publicamos, y nada nos mueve a hablar de un cargo público que no sea el interés de transmitir a nuestros lectores cómo lo hacen de bien o de mal sus representantes políticos. Acosta es un personaje con un perfil muy parecido a ese típico político joven, con empuje, con buena planta, con la vida personal y económica perfectamente resuelta, aparentemente llegado a la política por vocación, resolutivo pero rozando la prepotencia. Vamos, lo que se podría llamar un mirlo blanco para cualquier partido político, si no fuera porque también existe un revés. En Pájara tiene esa imagen de buen gestor que ha logrado desbloquear viejas maneras de hacer las cosas en plan pueblerino. ¿A qué les suena el perfil? Pues bien, nada que objetar a su imagen, que seguramente se la habrá labrado a base de mucho esfuerzo. Pero nosotros aportamos casos concretos, y a lo que les hemos contado del restaurante en Morro Jable, sumamos hoy asuntillos de su casa de Valles de Ortega.

Algunos destacados socialistas, no muchos, la verdad, se han dirigido a nosotros para preguntarnos qué sabemos de Blas Acosta, concejal de Urbanismo de Pájara, para haber empezado a hablar de él como si de un personaje de primera se tratara. Nada sabemos más allá de lo que publicamos, y nada nos mueve a hablar de un cargo público que no sea el interés de transmitir a nuestros lectores cómo lo hacen de bien o de mal sus representantes políticos. Acosta es un personaje con un perfil muy parecido a ese típico político joven, con empuje, con buena planta, con la vida personal y económica perfectamente resuelta, aparentemente llegado a la política por vocación, resolutivo pero rozando la prepotencia. Vamos, lo que se podría llamar un mirlo blanco para cualquier partido político, si no fuera porque también existe un revés. En Pájara tiene esa imagen de buen gestor que ha logrado desbloquear viejas maneras de hacer las cosas en plan pueblerino. ¿A qué les suena el perfil? Pues bien, nada que objetar a su imagen, que seguramente se la habrá labrado a base de mucho esfuerzo. Pero nosotros aportamos casos concretos, y a lo que les hemos contado del restaurante en Morro Jable, sumamos hoy asuntillos de su casa de Valles de Ortega.