El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
¿Ya divulgaron el auto los puristas?
Resulta muy cansino ya presenciar desde la barrera cómo los más ilustres chorizos que pueblan el panorama político y empresarial canario tratan de enturbiar las investigaciones en las que resultan imputados disparando hasta al apuntador, a ver si en medio de la balacera obra el milagro de que levante las manos rindiéndose el pobre infeliz que los metió en tan penosa situación. Casos como Eolo, Faycan o el que ahora presenciamos en la sala de vistas de la nueva Ciudad de la Justicia, Grupo Europa, están plagados de intentonas con más o menos barniz jurídico (pocas) y con un aspecto bufo (las más) destinadas exclusivamente a conseguir el retraso de las diligencias para reclamar dilaciones indebidas o la nulidad de las actuaciones alegando cualquier tipo de irregularidad. En el juicio del Grupo Europa, que se intentó retrasar por parte de una de las defensas (la de Jorgito Rodríguez) querellándose incluso contra el presidente del TSJ por equivocarse a la hora de constituir Sala, estamos oyendo auténticas soplapolleces de señores que visten toga y cobran verdaderos dinerales a sus patrocinados. Para que esa estrategia funcione, los presuntos delincuentes siempre cuentan con la colaboración impagable (o no) de algunos periodistas o comunicólogos de fácil verborrea y más fácil estómago. Sabandijas (o chavandijas, como deseen) que chapotean con mucho arte en este lodazal y que hasta proclaman públicamente que la corrupción es deseable en un 10% de la actividad pública para que la maquinaria funcione. En el caso de Briganti y sus grabaciones de Chus el de la Caja, hubo algunos comunicólogos que abrazaron de inmediato las intenciones del letrado con bufete en Madrid, y emitieron la conversación una y otra vez acompañada de todo tipo de juicios de valor, acusaciones infundadas y atrevidas conclusiones que se alejan abisalmente de la que ha terminado por tomar la Audiencia Provincial de Las Palmas en un auto de cuyo contenido ni se han enterado, ni falta que les hace, porque, sencillamente, no lo van a considerar noticiable. Sí es noticiable para esa pandilla de desarrapados de la información que otro periodista, serio y honrado, en el peor de los casos haya colaborado con la justicia para el esclarecimiento de un caso de corrupción. Está pasando en el juicio de Grupo Europa con esa otra línea de defensa muy majadera consistente en tratar de invalidar la denuncia que ante la Policía prestó el denunciante de la trama obviando olímpicamente que, en tal caso, la refrendó hilo por pabilo ante el juez instructor. Olvidan, a su vez, que Jorge Rodríguez ya se querelló contra nosotros por esa causa y acabó comiéndose sus acusaciones ante la Audiencia Provincial y ante el juez instructor. Pero la pendejada es un ejercicio libre en este país. Con algunas de ellas pasamos ratos verdaderamente memorables.
Resulta muy cansino ya presenciar desde la barrera cómo los más ilustres chorizos que pueblan el panorama político y empresarial canario tratan de enturbiar las investigaciones en las que resultan imputados disparando hasta al apuntador, a ver si en medio de la balacera obra el milagro de que levante las manos rindiéndose el pobre infeliz que los metió en tan penosa situación. Casos como Eolo, Faycan o el que ahora presenciamos en la sala de vistas de la nueva Ciudad de la Justicia, Grupo Europa, están plagados de intentonas con más o menos barniz jurídico (pocas) y con un aspecto bufo (las más) destinadas exclusivamente a conseguir el retraso de las diligencias para reclamar dilaciones indebidas o la nulidad de las actuaciones alegando cualquier tipo de irregularidad. En el juicio del Grupo Europa, que se intentó retrasar por parte de una de las defensas (la de Jorgito Rodríguez) querellándose incluso contra el presidente del TSJ por equivocarse a la hora de constituir Sala, estamos oyendo auténticas soplapolleces de señores que visten toga y cobran verdaderos dinerales a sus patrocinados. Para que esa estrategia funcione, los presuntos delincuentes siempre cuentan con la colaboración impagable (o no) de algunos periodistas o comunicólogos de fácil verborrea y más fácil estómago. Sabandijas (o chavandijas, como deseen) que chapotean con mucho arte en este lodazal y que hasta proclaman públicamente que la corrupción es deseable en un 10% de la actividad pública para que la maquinaria funcione. En el caso de Briganti y sus grabaciones de Chus el de la Caja, hubo algunos comunicólogos que abrazaron de inmediato las intenciones del letrado con bufete en Madrid, y emitieron la conversación una y otra vez acompañada de todo tipo de juicios de valor, acusaciones infundadas y atrevidas conclusiones que se alejan abisalmente de la que ha terminado por tomar la Audiencia Provincial de Las Palmas en un auto de cuyo contenido ni se han enterado, ni falta que les hace, porque, sencillamente, no lo van a considerar noticiable. Sí es noticiable para esa pandilla de desarrapados de la información que otro periodista, serio y honrado, en el peor de los casos haya colaborado con la justicia para el esclarecimiento de un caso de corrupción. Está pasando en el juicio de Grupo Europa con esa otra línea de defensa muy majadera consistente en tratar de invalidar la denuncia que ante la Policía prestó el denunciante de la trama obviando olímpicamente que, en tal caso, la refrendó hilo por pabilo ante el juez instructor. Olvidan, a su vez, que Jorge Rodríguez ya se querelló contra nosotros por esa causa y acabó comiéndose sus acusaciones ante la Audiencia Provincial y ante el juez instructor. Pero la pendejada es un ejercicio libre en este país. Con algunas de ellas pasamos ratos verdaderamente memorables.