El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Don Pepito forever
Es lo que podríamos llamar ir por el “don José” y salir con el “don Pepito” colgado para siempre. La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha revocado en su integridad la excéntrica sentencia que en marzo pasado condenó (o algo parecido) al director de CANARIAS AHORA, Carlos Sosa, a dejar de llamar así al propietario del periódico El Día. Revocación que en cristiano significa que llamar con ese cariñoso y familiar diminutivo (hipocorístico, en académico lenguaje), al más insigne editorialista de este lado del Mississipi no es intromisión en el honor ni nada que se le parezca. Así que, como primera medida y antes de continuar contándoles la historia, saludamos al respetable: ¡hola, don Pepito! La sentencia de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial tinerfeña, notificada este jueves a las partes, no solo desautoriza las pretensiones del editor, sino que deja muy mal parada la sentencia dictada por Álvaro Gaspar Pardo de Andrade, titular del Juzgado de Primera Instancia número 9 de ese partido judicial, que pretendió en su fallo condenar al director de CANARIAS AHORA a “abstenerse en lo sucesivo a llamar Don Pepito” a don Pepito, pero a su vez negando que hubiera existido por ello vulneración del derecho a su honor, el objeto de la demanda. Es más, su señoría llegó a afirmar que la vulneración se produciría a partir de aquel juicio de marzo si el demandado volvía a llamar de ese modo al demandante. La ponente de la sentencia de la Audiencia Provincial es tajante en este punto: “La sentencia tiene una incongruencia extrapetita [por fuera de la demanda] por cuanto declara que serán intromisiones ilegítimas actos de futuro, aún no realizados, que no han sido enjuiciados y sobre los que no puede ni cabe declarar responsabilidad ni condena”. Don Pepito recurrió aquella sentencia porque lo que quería era, además, que se declararan intromisiones en su honor todo lo ocurrido hasta el momento del juicio, y si entró en la Audiencia Provincial con una prohibición de que no lo llamaran así de marzo en adelante, ha salido de ella en octubre condenado a las costas judiciales y con el título de don Pepito forever.
Es lo que podríamos llamar ir por el “don José” y salir con el “don Pepito” colgado para siempre. La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha revocado en su integridad la excéntrica sentencia que en marzo pasado condenó (o algo parecido) al director de CANARIAS AHORA, Carlos Sosa, a dejar de llamar así al propietario del periódico El Día. Revocación que en cristiano significa que llamar con ese cariñoso y familiar diminutivo (hipocorístico, en académico lenguaje), al más insigne editorialista de este lado del Mississipi no es intromisión en el honor ni nada que se le parezca. Así que, como primera medida y antes de continuar contándoles la historia, saludamos al respetable: ¡hola, don Pepito! La sentencia de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial tinerfeña, notificada este jueves a las partes, no solo desautoriza las pretensiones del editor, sino que deja muy mal parada la sentencia dictada por Álvaro Gaspar Pardo de Andrade, titular del Juzgado de Primera Instancia número 9 de ese partido judicial, que pretendió en su fallo condenar al director de CANARIAS AHORA a “abstenerse en lo sucesivo a llamar Don Pepito” a don Pepito, pero a su vez negando que hubiera existido por ello vulneración del derecho a su honor, el objeto de la demanda. Es más, su señoría llegó a afirmar que la vulneración se produciría a partir de aquel juicio de marzo si el demandado volvía a llamar de ese modo al demandante. La ponente de la sentencia de la Audiencia Provincial es tajante en este punto: “La sentencia tiene una incongruencia extrapetita [por fuera de la demanda] por cuanto declara que serán intromisiones ilegítimas actos de futuro, aún no realizados, que no han sido enjuiciados y sobre los que no puede ni cabe declarar responsabilidad ni condena”. Don Pepito recurrió aquella sentencia porque lo que quería era, además, que se declararan intromisiones en su honor todo lo ocurrido hasta el momento del juicio, y si entró en la Audiencia Provincial con una prohibición de que no lo llamaran así de marzo en adelante, ha salido de ella en octubre condenado a las costas judiciales y con el título de don Pepito forever.