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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Empezar como elefante en cacharrería

Una costumbre no escrita aconseja otorgar cien días de gracia a los integrantes de los nuevos gobiernos, tres meses para que se asienten, estudien, comprendan, compartan y empiecen a decidir sin parar hasta la llegada del final del mandato. Es la obligación que se impone a la oposición pero que suelen respetar también los medios informativos. Cosa distinta es que comiencen las decisiones contradictorias y tengamos que contarlas crudamente. El grupo municipal de gobierno del PP en Las Palmas de Gran Canaria, brillante ganador por mayoría absoluta de las pasadas elecciones de mayo, se ha estrenado (e incluso pre-estrenado) de manera un tanto calamitosa. Ya habrán leído en este mismo periódico y en otros diarios que se editan en la ciudad, cómo la oposición socialista se ha quejado de que la Junta de Gobierno no respete la Ley de Igualdad (tiene tres mujeres y seis hombres), lo que ya es un mal comienzo. En otros periódicos hemos leído que Juan José Cardona empezó su primer día en las oficinas municipales reconociendo que no podía cumplir con su promesa electoral de instalar su despacho en la planta baja del edificio, de modo y manera que pudiera recibir a los ciudadanos que reclamaran verle. Estará en la sexta, y ya verán cómo poco a poco encuentra mucho más atractivo irse a las Casas Consistoriales de Santa Ana, donde también se puede atender a los ciudadanos porque las guaguas llegan hasta allí. Pero ha habido episodios mucho más lamentables en estos primeros cinco días de regreso del PP.

Una costumbre no escrita aconseja otorgar cien días de gracia a los integrantes de los nuevos gobiernos, tres meses para que se asienten, estudien, comprendan, compartan y empiecen a decidir sin parar hasta la llegada del final del mandato. Es la obligación que se impone a la oposición pero que suelen respetar también los medios informativos. Cosa distinta es que comiencen las decisiones contradictorias y tengamos que contarlas crudamente. El grupo municipal de gobierno del PP en Las Palmas de Gran Canaria, brillante ganador por mayoría absoluta de las pasadas elecciones de mayo, se ha estrenado (e incluso pre-estrenado) de manera un tanto calamitosa. Ya habrán leído en este mismo periódico y en otros diarios que se editan en la ciudad, cómo la oposición socialista se ha quejado de que la Junta de Gobierno no respete la Ley de Igualdad (tiene tres mujeres y seis hombres), lo que ya es un mal comienzo. En otros periódicos hemos leído que Juan José Cardona empezó su primer día en las oficinas municipales reconociendo que no podía cumplir con su promesa electoral de instalar su despacho en la planta baja del edificio, de modo y manera que pudiera recibir a los ciudadanos que reclamaran verle. Estará en la sexta, y ya verán cómo poco a poco encuentra mucho más atractivo irse a las Casas Consistoriales de Santa Ana, donde también se puede atender a los ciudadanos porque las guaguas llegan hasta allí. Pero ha habido episodios mucho más lamentables en estos primeros cinco días de regreso del PP.