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Euforia en Las Teresitas

Están que no caben en sí de gozo los principales encartados en el escándalo de corrupción de Las Teresitas ante las noticias que les llegan de los alrededores del proceso judicial. Prepararon con mucho esmero y una discreción que se desbordaba por momentos la querella contra la magistrada instructora de la causa, Carla Bellini, por haber ordenado grabar un encuentro vis a vis del testaferro del empresario Ignacio González cuando visitaba a su pareja, de aquel, del testaferro, que no del presidente de la Cámara de Comercio de Tenerife, en la prisión Tenerife II, donde estaba la novia del testaferro, no el benefactor del testaferro, que con tanto dale p'alante y dale p'atrás, ponte tú, quítate tú, firma aquí que yo la presento? es que nos liamos todos que es una barbaridad. Pero cuando todavía se apagaban los ecos de la euforia teresiana por la admisión a trámite de tal querella, va el Tribunal Supremo y propina otra tremenda alegría al grueso de los imputados al decidir separar la causa para quedarse solo con lo referido al hoy senador del Reino, hasta el otro día alcalde de Santa Cruz de Tenerife. El Supremo, en un auto conocido este lunes, dice que ya tiene bastante con repasarse los hechos que afectan a Miguel Zerolo y que, por lo tanto, sea el Tribunal Superior de Justicia de Canarias el que dilucide qué hacer con el resto de los imputados. Como ninguno de ellos tiene que sepamos la condición de aforado, mucho nos tememos que Carla Bellini mandará ese pedazo de sumario al Decanato de los juzgados de Santa Cruz de Tenerife para que lo reparta y que Dios coja confesado al juez o jueza al que le caiga tremendo tenique entre pecho y espalda.

Están que no caben en sí de gozo los principales encartados en el escándalo de corrupción de Las Teresitas ante las noticias que les llegan de los alrededores del proceso judicial. Prepararon con mucho esmero y una discreción que se desbordaba por momentos la querella contra la magistrada instructora de la causa, Carla Bellini, por haber ordenado grabar un encuentro vis a vis del testaferro del empresario Ignacio González cuando visitaba a su pareja, de aquel, del testaferro, que no del presidente de la Cámara de Comercio de Tenerife, en la prisión Tenerife II, donde estaba la novia del testaferro, no el benefactor del testaferro, que con tanto dale p'alante y dale p'atrás, ponte tú, quítate tú, firma aquí que yo la presento? es que nos liamos todos que es una barbaridad. Pero cuando todavía se apagaban los ecos de la euforia teresiana por la admisión a trámite de tal querella, va el Tribunal Supremo y propina otra tremenda alegría al grueso de los imputados al decidir separar la causa para quedarse solo con lo referido al hoy senador del Reino, hasta el otro día alcalde de Santa Cruz de Tenerife. El Supremo, en un auto conocido este lunes, dice que ya tiene bastante con repasarse los hechos que afectan a Miguel Zerolo y que, por lo tanto, sea el Tribunal Superior de Justicia de Canarias el que dilucide qué hacer con el resto de los imputados. Como ninguno de ellos tiene que sepamos la condición de aforado, mucho nos tememos que Carla Bellini mandará ese pedazo de sumario al Decanato de los juzgados de Santa Cruz de Tenerife para que lo reparta y que Dios coja confesado al juez o jueza al que le caiga tremendo tenique entre pecho y espalda.