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Opinión - La fiesta acaba de empezar. Por Esther Palomera

Fantástico cabaret

Confesamos que somos de los primeros que a la hora de hablar del Womad lo hacemos del apartado musical, dejando en segundo plano otras cuestiones que rodean al festival. Nos enmendamos aquí en lo posible destacando la enorme calidad del cabaret en este año. Visto lo que los organizadores prepararon para esta edición, se hace difícil entender un Womad sin cabaret. El irlandés Ken Fanning y la sueca Tina Segner -Tumble Circus- arrancaron las mayores ovaciones del público que abarrotó todas las sesiones en el Edificio Miller. Fueron capaces de reinventar la actuación sobre el trapecio y convertirlo en puro ballet en las alturas. Tanto es así que, si bien iniciaron sus actuaciones en segundo lugar, terminaron siendo los que cerraban cada sesión. El boca a boca funcionó y mucho; y no eran pocos y de todas las edades los que acudían preguntando por ellos. Pero nadie se marchaba en la espera, el humor del mimo Gran Goldie -magistral en su interacción con los niños- y de la pareja Penny y Bernie -Richard y Nikki- y su alocado, potente y chispeante Bongo Bolero, aderezados con la plasticidad de la bella contorsionista Daniela Zocchi, eran excusas tan brillantes que los sesenta minutos pasaban como si fueran uno solo.

Confesamos que somos de los primeros que a la hora de hablar del Womad lo hacemos del apartado musical, dejando en segundo plano otras cuestiones que rodean al festival. Nos enmendamos aquí en lo posible destacando la enorme calidad del cabaret en este año. Visto lo que los organizadores prepararon para esta edición, se hace difícil entender un Womad sin cabaret. El irlandés Ken Fanning y la sueca Tina Segner -Tumble Circus- arrancaron las mayores ovaciones del público que abarrotó todas las sesiones en el Edificio Miller. Fueron capaces de reinventar la actuación sobre el trapecio y convertirlo en puro ballet en las alturas. Tanto es así que, si bien iniciaron sus actuaciones en segundo lugar, terminaron siendo los que cerraban cada sesión. El boca a boca funcionó y mucho; y no eran pocos y de todas las edades los que acudían preguntando por ellos. Pero nadie se marchaba en la espera, el humor del mimo Gran Goldie -magistral en su interacción con los niños- y de la pareja Penny y Bernie -Richard y Nikki- y su alocado, potente y chispeante Bongo Bolero, aderezados con la plasticidad de la bella contorsionista Daniela Zocchi, eran excusas tan brillantes que los sesenta minutos pasaban como si fueran uno solo.