El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
De fiscal denostado a fuente de sabiduría
Para que no nos tachen de subjetivos ni contaminados, hemos escogido a un magistrado de instrucción de Guadalajara, José Manuel Villegas Fernández, como relator de la trayectoria de Eligio Hernández, jalonada de sucesos que José Manuel Soria debe haber olvidado incomprensiblemente. Suponemos que, a partir de estos momentos, el señor Villegas pasará a formar parte de esa caterva de jueces estrella o de jueces justicieros donde el ex (ilegal) fiscal general del Estado agrupa a los que le llevan la contraria o no le ríen las gracias. Pero mientras eso ocurre, deléitense con la descripción que el magistrado hace de nuestro queridísimo Pollo del Pinar en un artículo publicado en octubre pasado en la revista Noticias Jurídicas: “Eligio Hernández ocupó su cargo en una de las épocas en las que la percepción de la corrupción política se encumbró a las cotas más elevadas. Por aquél entonces el juez Marino Barbero instruía el caso Filesa, relativo a la financiación ilegal del partido gobernante. La prensa sugería que el Fiscal General, desde su posición privilegiada, obstaculizaba la investigación judicial (El País, 21-X-1992). Igualmente se levantaron sospechas de que Hernández estuviera sometido a los intentos de chantaje de los policías Amedo y Domínguez, condenados ambos por lo que se conoció como guerra sucia contra el terrorismo etarra (El País, 25 de marzo y 29 de mayo de 1993). No sólo eso, también se dudó de la presteza del Fiscal General a la hora de actuar contra Luis Roldán, director general de la Guardia Civil, y que huyó del país tras protagonizar un sonado desfalco del instituto armado (El País, 12-III-1994)”. No se vayan, que hay más.
Para que no nos tachen de subjetivos ni contaminados, hemos escogido a un magistrado de instrucción de Guadalajara, José Manuel Villegas Fernández, como relator de la trayectoria de Eligio Hernández, jalonada de sucesos que José Manuel Soria debe haber olvidado incomprensiblemente. Suponemos que, a partir de estos momentos, el señor Villegas pasará a formar parte de esa caterva de jueces estrella o de jueces justicieros donde el ex (ilegal) fiscal general del Estado agrupa a los que le llevan la contraria o no le ríen las gracias. Pero mientras eso ocurre, deléitense con la descripción que el magistrado hace de nuestro queridísimo Pollo del Pinar en un artículo publicado en octubre pasado en la revista Noticias Jurídicas: “Eligio Hernández ocupó su cargo en una de las épocas en las que la percepción de la corrupción política se encumbró a las cotas más elevadas. Por aquél entonces el juez Marino Barbero instruía el caso Filesa, relativo a la financiación ilegal del partido gobernante. La prensa sugería que el Fiscal General, desde su posición privilegiada, obstaculizaba la investigación judicial (El País, 21-X-1992). Igualmente se levantaron sospechas de que Hernández estuviera sometido a los intentos de chantaje de los policías Amedo y Domínguez, condenados ambos por lo que se conoció como guerra sucia contra el terrorismo etarra (El País, 25 de marzo y 29 de mayo de 1993). No sólo eso, también se dudó de la presteza del Fiscal General a la hora de actuar contra Luis Roldán, director general de la Guardia Civil, y que huyó del país tras protagonizar un sonado desfalco del instituto armado (El País, 12-III-1994)”. No se vayan, que hay más.