El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Una fiscal tranquila
Mientras pasan cosas extraordinarias en la provincia de Las Palmas, con un fiscal anticorrupción que no da abasto, su colega de Santa Cruz de Tenerife se lo toma con mucha paciencia. Sabemos que también es víctima de una más que lamentable precariedad de medios, pero quizás podría dar algún empujoncito que alivie las sospechas a Cristina Tavío de que la tienen cogida con el PP. Le proponemos, por ejemplo, que mande ya a los juzgados el caso de Las Teresitas, del que ya tiene de la Policía los estudios patrimoniales de las personas investigadas y una documentación muy sabrosona. De ese modo, con un juez encabezando la investigación, quizás pueda incluso pedir alguna intervención telefónica, algún registro de nada, quince imputaciones, veinte testigos... En fin, qué quiere que le digamos, que comprendemos lo duro que puede ser meterse en berenjenales en una sociedad tan pintoresca como la tinerfeña, pero si no se llega siempre queda la opción de dimitir y dejar que venga otro y por lo menos lo intente.
Mientras pasan cosas extraordinarias en la provincia de Las Palmas, con un fiscal anticorrupción que no da abasto, su colega de Santa Cruz de Tenerife se lo toma con mucha paciencia. Sabemos que también es víctima de una más que lamentable precariedad de medios, pero quizás podría dar algún empujoncito que alivie las sospechas a Cristina Tavío de que la tienen cogida con el PP. Le proponemos, por ejemplo, que mande ya a los juzgados el caso de Las Teresitas, del que ya tiene de la Policía los estudios patrimoniales de las personas investigadas y una documentación muy sabrosona. De ese modo, con un juez encabezando la investigación, quizás pueda incluso pedir alguna intervención telefónica, algún registro de nada, quince imputaciones, veinte testigos... En fin, qué quiere que le digamos, que comprendemos lo duro que puede ser meterse en berenjenales en una sociedad tan pintoresca como la tinerfeña, pero si no se llega siempre queda la opción de dimitir y dejar que venga otro y por lo menos lo intente.