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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Furor por el decreto en San Bartolomé

La ha dado fuerte a la aldesa de San Bartolomé de Tirajana eso de llenar el Libro de Decretos en este aparentemente aburrido verano. Ya les acercábamos ayer el que firmó para otorgar más de 14.700 euros a una diligente funcionaria que en cuatro meses y pico tramitó más de seiscientos expedientes sin perder la vida en la hazaña. Hoy les ofrecemos otro decreto de Mari Pino Torres, esta vez en plan explorador de la selva, metiéndose en el frondoso jardín de prohibir el “uso indebido” de Internet en el Ayuntamiento sin regularlo como debe ser. Para no cogerse los dedos en exceso, la regidora descarga la responsabilidad en la jefa de Informática para que sea ella la que decida qué páginas pueden ser o no visitadas en base a una muy amplia definición de “propias y necesarias para cada puesto de trabajo”. Veamos, pues.

La ha dado fuerte a la aldesa de San Bartolomé de Tirajana eso de llenar el Libro de Decretos en este aparentemente aburrido verano. Ya les acercábamos ayer el que firmó para otorgar más de 14.700 euros a una diligente funcionaria que en cuatro meses y pico tramitó más de seiscientos expedientes sin perder la vida en la hazaña. Hoy les ofrecemos otro decreto de Mari Pino Torres, esta vez en plan explorador de la selva, metiéndose en el frondoso jardín de prohibir el “uso indebido” de Internet en el Ayuntamiento sin regularlo como debe ser. Para no cogerse los dedos en exceso, la regidora descarga la responsabilidad en la jefa de Informática para que sea ella la que decida qué páginas pueden ser o no visitadas en base a una muy amplia definición de “propias y necesarias para cada puesto de trabajo”. Veamos, pues.