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Gáldar no se lo merecía

Nuestro Godoy, es el Príncipe de la Guerra en Gáldar, sede del Guanartemato. Lejos los tiempos de la transición en que tomar el poder democrático era cosa de conciliar y poner de acuerdo a la gente, que para eso servía el oropel democrático. Godoy no, Godoy donde había herida la ha hecho má s lacerante, donde había diferencias las ha vuelto más irreconciliables. Si Demetrio recibía a todos y a cualquiera un par de días a la semana, nuestro Godoy tarda de veinte a treinta días en recibir a un ciudadano. Quizá Demetrio estaba crepuscular, lo dijimos antes de las elecciones, pero Gáldar se merecía otra cosa peor. Algunos ciudadanos se sienten perseguidos, se sienten extraños en su propio pueblo, y sienten la necesidad de contarlo. Nos haremos eco próximamente.

Nuestro Godoy, es el Príncipe de la Guerra en Gáldar, sede del Guanartemato. Lejos los tiempos de la transición en que tomar el poder democrático era cosa de conciliar y poner de acuerdo a la gente, que para eso servía el oropel democrático. Godoy no, Godoy donde había herida la ha hecho má s lacerante, donde había diferencias las ha vuelto más irreconciliables. Si Demetrio recibía a todos y a cualquiera un par de días a la semana, nuestro Godoy tarda de veinte a treinta días en recibir a un ciudadano. Quizá Demetrio estaba crepuscular, lo dijimos antes de las elecciones, pero Gáldar se merecía otra cosa peor. Algunos ciudadanos se sienten perseguidos, se sienten extraños en su propio pueblo, y sienten la necesidad de contarlo. Nos haremos eco próximamente.