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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Qué habrá hecho el pobre Satocan

Empiezan a moverse, aún de manera soterrada, algunas piezas alrededor de la denuncia de la Fiscalía de Las Palmas por el caso Emalsa, al tiempo que el alcalde de la ciudad se pone bravo y aparenta que quiere coger las riendas de ese caballo siempre desbocado. Llega tarde, pero parece que llega. A ver lo que le dejan hacer. Los mencionados en la acción firmada por la fiscal de Delitos Económicos, Evangelina Ríos, no tienen del todo claro por dónde vendrán los cargos, pero sí por dónde responderán ellos a lo poco que hasta ahora se conoce. Porque convendrán ustedes con nosotros en que tanta pelotera para un mísero delito societario, o varios delitos societarios, parecen demasiados cañones para cuatro moscas mal contadas. ¿Tirarán de la manta? Parece que al menos dos de los quince denunciados lo harán y con mucho aparato eléctrico, lo que seguramente hará las delicias de la claque periodística que se atreva a poner algunos nombres y algunos apellidos a continuación de muy determinadas acusaciones. Entre los quince cunde todavía, a pesar del tiempo transcurrido, el estupor ante las verdaderas intenciones de esta denuncia promovida con recortes de prensa por el alcalde Cardona. Alguno de ellos se pregunta qué puede haber hecho en el pasado para despertar el rencor de esa bestia política tan vengativa como es José Manuel Soria, al que los actores protagonistas no necesariamente denunciados colocan como factótum. Ya les hemos contado aquí por qué el señor ministro quiere vengarse de Rafael González Bravo de Laguna, el más mentado (dicen que diecinueve veces) en el texto de la señora Ríos. Pero no les hemos contado aún qué puede tener contra el señero empresario conservador Juan Miguel Sanjuan, presidente de Satocan.

Empiezan a moverse, aún de manera soterrada, algunas piezas alrededor de la denuncia de la Fiscalía de Las Palmas por el caso Emalsa, al tiempo que el alcalde de la ciudad se pone bravo y aparenta que quiere coger las riendas de ese caballo siempre desbocado. Llega tarde, pero parece que llega. A ver lo que le dejan hacer. Los mencionados en la acción firmada por la fiscal de Delitos Económicos, Evangelina Ríos, no tienen del todo claro por dónde vendrán los cargos, pero sí por dónde responderán ellos a lo poco que hasta ahora se conoce. Porque convendrán ustedes con nosotros en que tanta pelotera para un mísero delito societario, o varios delitos societarios, parecen demasiados cañones para cuatro moscas mal contadas. ¿Tirarán de la manta? Parece que al menos dos de los quince denunciados lo harán y con mucho aparato eléctrico, lo que seguramente hará las delicias de la claque periodística que se atreva a poner algunos nombres y algunos apellidos a continuación de muy determinadas acusaciones. Entre los quince cunde todavía, a pesar del tiempo transcurrido, el estupor ante las verdaderas intenciones de esta denuncia promovida con recortes de prensa por el alcalde Cardona. Alguno de ellos se pregunta qué puede haber hecho en el pasado para despertar el rencor de esa bestia política tan vengativa como es José Manuel Soria, al que los actores protagonistas no necesariamente denunciados colocan como factótum. Ya les hemos contado aquí por qué el señor ministro quiere vengarse de Rafael González Bravo de Laguna, el más mentado (dicen que diecinueve veces) en el texto de la señora Ríos. Pero no les hemos contado aún qué puede tener contra el señero empresario conservador Juan Miguel Sanjuan, presidente de Satocan.