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Hollande, la esperanza europea

Dicen a menudo los teóricos del liberalismo que la izquierda derrocha en época de vacas gordas y es la derecha la que tiene que venir detrás a poner orden y realismo en las cuentas. Dicho así, con el Gobierno de Zapatero aun cargando con todas las culpas de lo que ocurre incluso en las cuentas públicas de Grecia, Portugal y Holanda puede parecer creíble, pero es una afirmación que tiene sus matices. Sus profundos matices. Lo ocurrido este domingo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas puede hacer cambiar muchos conceptos y prejuicios sobre ideologías y la gestión de la economía que diseñan las ideologías para tiempos de crisis. Los más comprometidos analistas, los más comprometidos con el crecimiento y con el bienestar de los pueblos, es decir, los que no asesoran a los presidentes Sarkozy y Merkel, insisten continuamente en que la senda de la austeridad y la estabilidad presupuestaria, los recortes y el déficit cero, sólo conducen a la ruina de los países y a una senda de imposible recuperación en décadas. El triunfo más que previsible de François Hollande en la segunda vuelta, tras ganar este domingo por escaso margen a Sarkozy, podría avalar esas tesis y echar abajo el planteamiento impuesto por los que ven en la crisis una oportunidad ideal para imponer un nuevo modelo liberal que debilite a los estados y a las democracias en beneficio de la tecnocracia y los mercados.

Dicen a menudo los teóricos del liberalismo que la izquierda derrocha en época de vacas gordas y es la derecha la que tiene que venir detrás a poner orden y realismo en las cuentas. Dicho así, con el Gobierno de Zapatero aun cargando con todas las culpas de lo que ocurre incluso en las cuentas públicas de Grecia, Portugal y Holanda puede parecer creíble, pero es una afirmación que tiene sus matices. Sus profundos matices. Lo ocurrido este domingo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas puede hacer cambiar muchos conceptos y prejuicios sobre ideologías y la gestión de la economía que diseñan las ideologías para tiempos de crisis. Los más comprometidos analistas, los más comprometidos con el crecimiento y con el bienestar de los pueblos, es decir, los que no asesoran a los presidentes Sarkozy y Merkel, insisten continuamente en que la senda de la austeridad y la estabilidad presupuestaria, los recortes y el déficit cero, sólo conducen a la ruina de los países y a una senda de imposible recuperación en décadas. El triunfo más que previsible de François Hollande en la segunda vuelta, tras ganar este domingo por escaso margen a Sarkozy, podría avalar esas tesis y echar abajo el planteamiento impuesto por los que ven en la crisis una oportunidad ideal para imponer un nuevo modelo liberal que debilite a los estados y a las democracias en beneficio de la tecnocracia y los mercados.