Impera el “fachadismo”

No está acreditado de modo alguno que llamar facha a alguien sea un insulto o una intromisión ilegítima en el honor. Sabemos incluso de personas que profesan ideología conservadora que gustan ser calificados así. Allá cada cual. Lo que sí puede sonar a insulto es el término “fachadismo”, que según nos enteramos este lunes, prolifera de forma bárbara en Las Palmas de Gran Canaria de un tiempo a esta parte. Los más oportunistas llamarían fachadismo a la etapa política local que arrancó en 1995 con una masiva plantación de césped y concluirá muy probablemente con la plantación de una gran bandera de más de 300 metros cuadrados. En la capital del fachadismo gobierna ahora nuestra particular Tatcher (con perdón), sin que haya quedado acreditado si lo sabe.

No está acreditado de modo alguno que llamar facha a alguien sea un insulto o una intromisión ilegítima en el honor. Sabemos incluso de personas que profesan ideología conservadora que gustan ser calificados así. Allá cada cual. Lo que sí puede sonar a insulto es el término “fachadismo”, que según nos enteramos este lunes, prolifera de forma bárbara en Las Palmas de Gran Canaria de un tiempo a esta parte. Los más oportunistas llamarían fachadismo a la etapa política local que arrancó en 1995 con una masiva plantación de césped y concluirá muy probablemente con la plantación de una gran bandera de más de 300 metros cuadrados. En la capital del fachadismo gobierna ahora nuestra particular Tatcher (con perdón), sin que haya quedado acreditado si lo sabe.