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La ITV, también desmoralizada

La ITV no es otra que la Consejería de Infraestructuras, Transportes y Vivienda, que al contrario de los coches que llevan años en circulación (caso Castro Cordobez) sólo se somete a revisión cada cuatro años, y no cada doce meses. De funcionar así el control de consejería tan tranquila, no pasarían cosas como las que se dan en el área de vivienda. Desde el mismo día en que se constituyó el Instituto Canario de Vivienda, en el que participa el Gobierno junto a los cabildos y los ayuntamientos, ya nos estaban llamando funcionarios para hacernos llegar sus inquietudes. Con el actual director general de Vivienda, Jerónimo Fregel (ATI), las cosas van de mal en peor, y ahora que vacían de contenido esa dirección general, los empleados públicos temen que se tuerzan más todavía. Fregel, que ha practicado una política de oscurantismo y de poca participación de la gente, se ha enrocado con sus funcionarios de confianza y ha ido vaciando de contenido el departamento. Pero ahora, con la creación del Instituto de la Vivienda, cunde más el desánimo entre el personal por lo que consideran improvisación y ausencia de una línea de actuación clara.

La ITV no es otra que la Consejería de Infraestructuras, Transportes y Vivienda, que al contrario de los coches que llevan años en circulación (caso Castro Cordobez) sólo se somete a revisión cada cuatro años, y no cada doce meses. De funcionar así el control de consejería tan tranquila, no pasarían cosas como las que se dan en el área de vivienda. Desde el mismo día en que se constituyó el Instituto Canario de Vivienda, en el que participa el Gobierno junto a los cabildos y los ayuntamientos, ya nos estaban llamando funcionarios para hacernos llegar sus inquietudes. Con el actual director general de Vivienda, Jerónimo Fregel (ATI), las cosas van de mal en peor, y ahora que vacían de contenido esa dirección general, los empleados públicos temen que se tuerzan más todavía. Fregel, que ha practicado una política de oscurantismo y de poca participación de la gente, se ha enrocado con sus funcionarios de confianza y ha ido vaciando de contenido el departamento. Pero ahora, con la creación del Instituto de la Vivienda, cunde más el desánimo entre el personal por lo que consideran improvisación y ausencia de una línea de actuación clara.