Una maravilla lo del magma

No tuvo en absoluto desperdicio el acto de inauguración del Palacio de Congresos de Adeje, en Tenerife, presidido por los Reyes de España el mismo día que se cumplía el trigésimo aniversario del reinado de Don Juan Carlos I. El público lo pasó francamente mal con tanta espera, ignorante quizás de la condición de figurantes para la que son contratados cada vez que de algo de la Casa Real se trata. Pero por lo menos había gente, no como ocurriera la noche anterior en el auditorio Alfredo Kraus, donde las calvas en el patio de butacas competían de modo insolente con la que luce con tronío y dignidad el mismísimo Pepe Segura Clavell. El Palacio de Congresos, bautizado con el nombre de Magma, Arte y Cultura, es una maravilla, sea dicho de modo preliminar y antes de entrar en el hormigón, y no faltó casi nadie, a excepción hecha de los máximos dirigentes del PP, que deben haberse reservado para cuando gobierne Rajoy.

No tuvo en absoluto desperdicio el acto de inauguración del Palacio de Congresos de Adeje, en Tenerife, presidido por los Reyes de España el mismo día que se cumplía el trigésimo aniversario del reinado de Don Juan Carlos I. El público lo pasó francamente mal con tanta espera, ignorante quizás de la condición de figurantes para la que son contratados cada vez que de algo de la Casa Real se trata. Pero por lo menos había gente, no como ocurriera la noche anterior en el auditorio Alfredo Kraus, donde las calvas en el patio de butacas competían de modo insolente con la que luce con tronío y dignidad el mismísimo Pepe Segura Clavell. El Palacio de Congresos, bautizado con el nombre de Magma, Arte y Cultura, es una maravilla, sea dicho de modo preliminar y antes de entrar en el hormigón, y no faltó casi nadie, a excepción hecha de los máximos dirigentes del PP, que deben haberse reservado para cuando gobierne Rajoy.