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La marcha de Narciso Ortega

Se cumple por fin uno de los anhelos del actual jefe superior de Policía de Canarias, Narciso Ortega, que lleva meses esperando a que se asentaran en sus puestos los nuevos altos mandos del Ministerio del Interior para abandonar su actual destino. Ha podido conservar algún amigo en la cúpula policial, pero son demasiados los movimientos de piezas que hay que realizar en el nuevo ordenamiento del cuerpo como para que todo el mundo encaje en lo que desea. Narciso Ortega deseaba un puesto en la subdirección operativa, en Madrid, pero ha conseguido un destino nada incómodo: la jefatura del Cuerpo Superior de Policía en Cataluña. Es su tierra natal, aunque el hombre tira más para Zaragoza, donde vive de modo estable su mujer y sus hijas, a hora y pico en AVE. Pero tendrá que esperar una próxima oportunidad para trasladarse a Madrid, donde se corta el bacalao, donde a él le gustaría estar.

Se cumple por fin uno de los anhelos del actual jefe superior de Policía de Canarias, Narciso Ortega, que lleva meses esperando a que se asentaran en sus puestos los nuevos altos mandos del Ministerio del Interior para abandonar su actual destino. Ha podido conservar algún amigo en la cúpula policial, pero son demasiados los movimientos de piezas que hay que realizar en el nuevo ordenamiento del cuerpo como para que todo el mundo encaje en lo que desea. Narciso Ortega deseaba un puesto en la subdirección operativa, en Madrid, pero ha conseguido un destino nada incómodo: la jefatura del Cuerpo Superior de Policía en Cataluña. Es su tierra natal, aunque el hombre tira más para Zaragoza, donde vive de modo estable su mujer y sus hijas, a hora y pico en AVE. Pero tendrá que esperar una próxima oportunidad para trasladarse a Madrid, donde se corta el bacalao, donde a él le gustaría estar.