El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Mauricio, metido en un rumor
Como tarde mucho más Adán Martín en dar a conocer la composición definitiva de su Gobierno, nos van a volver a todos locos de la cabeza. Que si está linda Mari Mar y el viento lleva esencia sutil de azahar; que si Fernando González no se sabe la regla del nueve y cuenta con los dedos; que si Herrerita está tan frito por ir a Fitur que es capaz de todo... Rumores continuos que nos meten en un estrés insoportable cada día. Lo último que sorprendió este martes fue que José Carlos Mauricio vuelve a sonar insistentemente como consejero de Economía y Hacienda, lo que le permitiría rematar fielmente aquellos compromisos que tan contundentemente plasmó en un artículo publicado en La Provincia el mismísimo 25 de mayo. Como aquí -ya se sabe- los burros vuelan y hasta llegan a consejeros, nos pusimos a llamar como locos a todo el mundo para que nos confirmaran el rumor. Y nada. Tan disparatado debió sonar que hasta el muy mentado Fernando González dijo que le parecía, sencillamente, “descabellado”.
Como tarde mucho más Adán Martín en dar a conocer la composición definitiva de su Gobierno, nos van a volver a todos locos de la cabeza. Que si está linda Mari Mar y el viento lleva esencia sutil de azahar; que si Fernando González no se sabe la regla del nueve y cuenta con los dedos; que si Herrerita está tan frito por ir a Fitur que es capaz de todo... Rumores continuos que nos meten en un estrés insoportable cada día. Lo último que sorprendió este martes fue que José Carlos Mauricio vuelve a sonar insistentemente como consejero de Economía y Hacienda, lo que le permitiría rematar fielmente aquellos compromisos que tan contundentemente plasmó en un artículo publicado en La Provincia el mismísimo 25 de mayo. Como aquí -ya se sabe- los burros vuelan y hasta llegan a consejeros, nos pusimos a llamar como locos a todo el mundo para que nos confirmaran el rumor. Y nada. Tan disparatado debió sonar que hasta el muy mentado Fernando González dijo que le parecía, sencillamente, “descabellado”.