El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Otro mérito: los comités de empresa
Es una lástima que, por cuestión de horas, el instructor del expediente por el que Los Realejos se apresta a distinguir y a honrar a don José Rodríguez Ramírez no haya podido incluir la interesante aportación que este insigne personaje hizo este miércoles al movimiento sindical y a los derechos de los trabajadores. En su editorial de cada día, ese con el que azuza a los canarios para que nos rebelemos contra el yugo colonial español (sic) se adentró peligrosamente en sus más profundas convicciones democráticas: “¿Cómo es posible la existencia de comités de empresa siempre dispuestos a atosigar a los empresarios, pese a que son éstos quienes generan empleo?” Buena pregunta, sí señor, que don Pepito se contesta él solito a continuación: “Los comités de empresa deberían desaparecer por nefastos para el trabajo, pues intentan suplantar al empresario en sus funciones. Con las leyes laborales que tenemos no son los empresarios los llamados a dirigir sus empresas, pese a que son ellos quienes arriesgan fortuna, responsabilidad y vida, sino los empleados. Y de estos, muchos se blindan y con su actitud intransigente y torpe, mal asesorados o asesorados por el odio, arrojan a sus ingenuos ”compañeros“ que se dejan arrastrar, a la calle y de ahí al paro. Lo dicho, los comités son una rémora para el empleo, para la producción y para la paz social. Y están demostrando en plena crisis que no atienden a razones y actúan enloquecidos”. Nos agota y nos supera tan clarividente capacidad de análisis y tantas y tan efectivas soluciones para la crisis.
Es una lástima que, por cuestión de horas, el instructor del expediente por el que Los Realejos se apresta a distinguir y a honrar a don José Rodríguez Ramírez no haya podido incluir la interesante aportación que este insigne personaje hizo este miércoles al movimiento sindical y a los derechos de los trabajadores. En su editorial de cada día, ese con el que azuza a los canarios para que nos rebelemos contra el yugo colonial español (sic) se adentró peligrosamente en sus más profundas convicciones democráticas: “¿Cómo es posible la existencia de comités de empresa siempre dispuestos a atosigar a los empresarios, pese a que son éstos quienes generan empleo?” Buena pregunta, sí señor, que don Pepito se contesta él solito a continuación: “Los comités de empresa deberían desaparecer por nefastos para el trabajo, pues intentan suplantar al empresario en sus funciones. Con las leyes laborales que tenemos no son los empresarios los llamados a dirigir sus empresas, pese a que son ellos quienes arriesgan fortuna, responsabilidad y vida, sino los empleados. Y de estos, muchos se blindan y con su actitud intransigente y torpe, mal asesorados o asesorados por el odio, arrojan a sus ingenuos ”compañeros“ que se dejan arrastrar, a la calle y de ahí al paro. Lo dicho, los comités son una rémora para el empleo, para la producción y para la paz social. Y están demostrando en plena crisis que no atienden a razones y actúan enloquecidos”. Nos agota y nos supera tan clarividente capacidad de análisis y tantas y tan efectivas soluciones para la crisis.