El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Millón y medio sólo en agua
Pongámonos en el escenario de que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ejecutara el rescate de la concesión del golf en La Minilla. Tendría que indemnizar a los actuales concesionarios, Evemarina, el importe de las obras realizadas en la concesión y restarle las deudas contraídas con la Administración. Si nuestros cálculos no son erróneos, sólo en agua estos señores deben a la ciudad la friolera de millón y medio de euros, a lo que hay que sumar lo que el Ayuntamiento le tiene reclamado ante el Juzgado de lo Mercantil de Málaga, esto es, el canon anual, a razón de 70.000 euros durante seis años, más nueve millones de euros por obras autorizadas y no construidas, que han sido recurridas por Las Palmeras Golf, a lo que se añadiría una interminable sucesión de pequeños embargos que podrían alcanzar tranquilamente los 30.000 euros. Pero, por favor, apliquen la moviola y sitúense en la afirmación anterior referida a “nueve millones de euros por obras autorizadas y no construidas”. Les estamos hablando de las que debió ejecutar en su día Evemarina con los diez millones que le prestó Cajacanarias. Entonces, ¿en qué quedamos? ¿A dónde fue a parar ese dinero? ¿A nombre de quién actúa el dúo Hernández y González? ¿Es casual la heroicidad de estos dos empresarios?
Pongámonos en el escenario de que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ejecutara el rescate de la concesión del golf en La Minilla. Tendría que indemnizar a los actuales concesionarios, Evemarina, el importe de las obras realizadas en la concesión y restarle las deudas contraídas con la Administración. Si nuestros cálculos no son erróneos, sólo en agua estos señores deben a la ciudad la friolera de millón y medio de euros, a lo que hay que sumar lo que el Ayuntamiento le tiene reclamado ante el Juzgado de lo Mercantil de Málaga, esto es, el canon anual, a razón de 70.000 euros durante seis años, más nueve millones de euros por obras autorizadas y no construidas, que han sido recurridas por Las Palmeras Golf, a lo que se añadiría una interminable sucesión de pequeños embargos que podrían alcanzar tranquilamente los 30.000 euros. Pero, por favor, apliquen la moviola y sitúense en la afirmación anterior referida a “nueve millones de euros por obras autorizadas y no construidas”. Les estamos hablando de las que debió ejecutar en su día Evemarina con los diez millones que le prestó Cajacanarias. Entonces, ¿en qué quedamos? ¿A dónde fue a parar ese dinero? ¿A nombre de quién actúa el dúo Hernández y González? ¿Es casual la heroicidad de estos dos empresarios?