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OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

Muerte al mensajero

Parece lógico pensar que cuando unos funcionarios están en una situación delicada, cuando los jefes quieren ventilárselos por la vía de en medio, u oxigenarlos, que es el verbo fino que lo define, no van a salir públicamente diciendo que todo es verdad. Lo comprendemos. De ahí que, como primera medida, dediquen los dos primeros puntos (de cinco que tiene el comunicado) a decir que ni han nombrado portavoz ni han autorizado a nadie que diga nada en su nombre. Bueno, vale, de acuerdo, matemos al mensajero. Luego aseguran que no se han planteado ?en ningún momento demandar por acoso a ningún miembro de la Audiencia de Cuentas?, lo cual no significa que no exista acoso. Pero las perlas vienen en los dos puntos siguientes, que hay que leer con cariño: ?cualquier diferencia que podemos tener dentro de la institución queremos resolverla dentro de la misma? y, atención, ?lamentamos el daño que en nuestro nombre se haya podido hacer a determinadas personas, entre las cuales nos sentimos incluidos?. Finos sí que son. Porque esto se traduce en que lo van a lavar en casa, como ha quedado dicho, y que no quieren cabrear a nadie en estos momentos, lo cual es muy comprensible. Y muy humano. Desmentido queda, pues, lo cuál no es obstáculo, óbice o valladar para que terminemos demostrando lo que es verdad.

Parece lógico pensar que cuando unos funcionarios están en una situación delicada, cuando los jefes quieren ventilárselos por la vía de en medio, u oxigenarlos, que es el verbo fino que lo define, no van a salir públicamente diciendo que todo es verdad. Lo comprendemos. De ahí que, como primera medida, dediquen los dos primeros puntos (de cinco que tiene el comunicado) a decir que ni han nombrado portavoz ni han autorizado a nadie que diga nada en su nombre. Bueno, vale, de acuerdo, matemos al mensajero. Luego aseguran que no se han planteado ?en ningún momento demandar por acoso a ningún miembro de la Audiencia de Cuentas?, lo cual no significa que no exista acoso. Pero las perlas vienen en los dos puntos siguientes, que hay que leer con cariño: ?cualquier diferencia que podemos tener dentro de la institución queremos resolverla dentro de la misma? y, atención, ?lamentamos el daño que en nuestro nombre se haya podido hacer a determinadas personas, entre las cuales nos sentimos incluidos?. Finos sí que son. Porque esto se traduce en que lo van a lavar en casa, como ha quedado dicho, y que no quieren cabrear a nadie en estos momentos, lo cual es muy comprensible. Y muy humano. Desmentido queda, pues, lo cuál no es obstáculo, óbice o valladar para que terminemos demostrando lo que es verdad.