El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
La mujer del César no ha de ser estúpida
Ya se sabe lo que se dice de las buenas formas y las mejores apariencias que ha de guardar el político honrado. No sólo ha de serlo, sino parecerlo, se insiste a veces de manera un tanto maniquea. A ambos lados del adagio se sitúan, por una parte, los que se pasan ese consejo por el arco del triunfo, y les da lo mismo lo que diga la oposición, la prensa, el Papa de Roma o incluso le legalidad vigente. De éstos hemos tenido (y seguimos teniendo) ejemplos a porrillo. Del otro lado, en el terreno de la estupidez, la ñoñería y el terror al qué dirán (y publicarán), nos encontramos con los que consideran que no se debe tomar decisión alguna que pueda crear polémica o la más pequeña crítica o afrenta pública. Creen los del doble condón que no basta con aplicar pulcramente la legalidad, la asepsia y el sentido común, sino que también es necesario alejar de los centros de decisión cualquier tipo de elemento que pueda ser incómodo para los que, de todas maneras, van a ejercer la crítica feroz, injusta y despiadada. Es decir, la de los que ganan por partida doble, tanto por la acción como por la inacción del estúpido de los dos condones. Que encima no disfruta.
Ya se sabe lo que se dice de las buenas formas y las mejores apariencias que ha de guardar el político honrado. No sólo ha de serlo, sino parecerlo, se insiste a veces de manera un tanto maniquea. A ambos lados del adagio se sitúan, por una parte, los que se pasan ese consejo por el arco del triunfo, y les da lo mismo lo que diga la oposición, la prensa, el Papa de Roma o incluso le legalidad vigente. De éstos hemos tenido (y seguimos teniendo) ejemplos a porrillo. Del otro lado, en el terreno de la estupidez, la ñoñería y el terror al qué dirán (y publicarán), nos encontramos con los que consideran que no se debe tomar decisión alguna que pueda crear polémica o la más pequeña crítica o afrenta pública. Creen los del doble condón que no basta con aplicar pulcramente la legalidad, la asepsia y el sentido común, sino que también es necesario alejar de los centros de decisión cualquier tipo de elemento que pueda ser incómodo para los que, de todas maneras, van a ejercer la crítica feroz, injusta y despiadada. Es decir, la de los que ganan por partida doble, tanto por la acción como por la inacción del estúpido de los dos condones. Que encima no disfruta.