El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Si todo era normal, ¿por qué se escondía Artiles?
Si todo en el concurso de la hemodiálisis fue tan normal como parecen haber transmitido los imputados, hay algunas cosas que es urgente explicar, aunque sea para el consumo periodístico. Por ejemplo, ¿cómo es posible que para una adjudicación de esa envergadura, con 124 millones de euros y un beneficio de unos 25 no se prohiba taxativamente concursar a personas vinculadas directa o indirectamente con la administración contratante? Porque siendo así, nada hubiera impedido a Javier Artiles presentarse abiertamente, y sin embargo se escondió hasta que fue descubierto por las investigaciones periodísticas. O mejor dicho, hasta que supo que iba a ser el adjudicatario, momento en el que de la mano de su concuño se presentó en La Caja para negociar operaciones financieras que finalmente no fructificaron. Pero lo hizo ya como feliz adjudicatario, no como representante de Jorcano, administrador de Lifeblood, que en este entramado viene a desempeñar el papel de ese figurante de película de serie B que se lleva todas las tortas y ni una sola carantoña de las damas. Y dos elementos nada baladíes a considerar: ¿por qué Palop entrega las bases a Martinón y no a Lourdes Quesada, encargada de tramitar este tipo de expedientes? Y ya que Quesada disparó para su superior, ¿estaba absolutamente al margen de este concurso la responsable de la Consejería de Sanidad, a la sazón Mercedes Roldós?
Si todo en el concurso de la hemodiálisis fue tan normal como parecen haber transmitido los imputados, hay algunas cosas que es urgente explicar, aunque sea para el consumo periodístico. Por ejemplo, ¿cómo es posible que para una adjudicación de esa envergadura, con 124 millones de euros y un beneficio de unos 25 no se prohiba taxativamente concursar a personas vinculadas directa o indirectamente con la administración contratante? Porque siendo así, nada hubiera impedido a Javier Artiles presentarse abiertamente, y sin embargo se escondió hasta que fue descubierto por las investigaciones periodísticas. O mejor dicho, hasta que supo que iba a ser el adjudicatario, momento en el que de la mano de su concuño se presentó en La Caja para negociar operaciones financieras que finalmente no fructificaron. Pero lo hizo ya como feliz adjudicatario, no como representante de Jorcano, administrador de Lifeblood, que en este entramado viene a desempeñar el papel de ese figurante de película de serie B que se lleva todas las tortas y ni una sola carantoña de las damas. Y dos elementos nada baladíes a considerar: ¿por qué Palop entrega las bases a Martinón y no a Lourdes Quesada, encargada de tramitar este tipo de expedientes? Y ya que Quesada disparó para su superior, ¿estaba absolutamente al margen de este concurso la responsable de la Consejería de Sanidad, a la sazón Mercedes Roldós?