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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Oye, que unos compañeros tuyos nos han parado

Siempre según los hechos probados recogidos en la sentencia de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, los agentes de la unidad X-06 hicieron que los dos motociclistas se sometieran a la prueba de alcoholemia, que arrojó resultado positivo de algo más de 0,51 miligramos de alcohol por litro de aire aspirado. Los policías activan entonces el protocolo y reclaman la presencia de la unidad de atestados y de refuerzos, lo que hace que se personen allí las unidades X-04 y H-7. O sea, que a los dos agentes iniciales más los dos ciudadanos interceptados, se unen otros cuatro policías locales, en total, seis. Pero para que se animara la fiesta, uno de los motoristas telefonea a un amigo que viene siendo el agente de la Policía Local número 13.354 (“oye, que unos compañeros tuyos nos han parado”), que a su vez se lo dice a su compañero, el subinspector 16, que de inmediato hace tres gestiones: la primera, llamar a la unidad de atestados para que paralicen la prueba de alcoholemia; la segunda, coger el coche patrulla e ir a buscar a dos señoras, que venían siendo las que compartieron cena con los dos motoristas retenidos. Y, en tercera instancia, el subinspector se constituye en el lugar de los hechos, la calle Fernando Guanarteme esquina con Pelayo, junto a su compañero de fatigas y las dos damas. Sumen otros dos y ya tenemos en acción a ocho policías locales, más dos motoristas y las dos acompañantes. No se vayan, que la cosa se anima.

Siempre según los hechos probados recogidos en la sentencia de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, los agentes de la unidad X-06 hicieron que los dos motociclistas se sometieran a la prueba de alcoholemia, que arrojó resultado positivo de algo más de 0,51 miligramos de alcohol por litro de aire aspirado. Los policías activan entonces el protocolo y reclaman la presencia de la unidad de atestados y de refuerzos, lo que hace que se personen allí las unidades X-04 y H-7. O sea, que a los dos agentes iniciales más los dos ciudadanos interceptados, se unen otros cuatro policías locales, en total, seis. Pero para que se animara la fiesta, uno de los motoristas telefonea a un amigo que viene siendo el agente de la Policía Local número 13.354 (“oye, que unos compañeros tuyos nos han parado”), que a su vez se lo dice a su compañero, el subinspector 16, que de inmediato hace tres gestiones: la primera, llamar a la unidad de atestados para que paralicen la prueba de alcoholemia; la segunda, coger el coche patrulla e ir a buscar a dos señoras, que venían siendo las que compartieron cena con los dos motoristas retenidos. Y, en tercera instancia, el subinspector se constituye en el lugar de los hechos, la calle Fernando Guanarteme esquina con Pelayo, junto a su compañero de fatigas y las dos damas. Sumen otros dos y ya tenemos en acción a ocho policías locales, más dos motoristas y las dos acompañantes. No se vayan, que la cosa se anima.