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OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

No pagaba los toldos ni a la Seguridad Social

La cara dura de la señora Roldós no tiene parangón en la vida política canaria, si exceptuamos, claro, a José Miguel Pelopincho González, José Miguel Barragán y Jorge Rodríguez Pérez. Las hemerotecas atesoran jugosas frases de esta política que llegó a afirmar en una ocasión que abandonaba el PSOE canario harta de la corrupción, para meterse en el único partido político isleño que ha llegado a tener una veintena de cargos en los calabozos policiales (y subiendo). Pero es que esta señora es la misma que tuvo que sentarse en un banquillo como consejera solidaria de una empresa, Vediamoci, por no pagar 42.000 euros a una empresa de toldos, y la misma que adeudaba a la Seguridad Social 25.554,24 euros que la Tesorería llegó a declarar como incobrables por esos milagros que se dieron con ni se sabe qué frecuencia durante los gobiernos del PP. Una joya que, encima, tiene estos atrevimientos. En un país civilizado ya habría dimitido voluntariamente o, en su defecto, la habrían invitado a hacerlo de modo inmediato.

La cara dura de la señora Roldós no tiene parangón en la vida política canaria, si exceptuamos, claro, a José Miguel Pelopincho González, José Miguel Barragán y Jorge Rodríguez Pérez. Las hemerotecas atesoran jugosas frases de esta política que llegó a afirmar en una ocasión que abandonaba el PSOE canario harta de la corrupción, para meterse en el único partido político isleño que ha llegado a tener una veintena de cargos en los calabozos policiales (y subiendo). Pero es que esta señora es la misma que tuvo que sentarse en un banquillo como consejera solidaria de una empresa, Vediamoci, por no pagar 42.000 euros a una empresa de toldos, y la misma que adeudaba a la Seguridad Social 25.554,24 euros que la Tesorería llegó a declarar como incobrables por esos milagros que se dieron con ni se sabe qué frecuencia durante los gobiernos del PP. Una joya que, encima, tiene estos atrevimientos. En un país civilizado ya habría dimitido voluntariamente o, en su defecto, la habrían invitado a hacerlo de modo inmediato.