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El peligro de rozarse con el PP

Las pruebas son irrefutables: rozarse con el Partido Popular de José Manuel Soria equivale a cataclismo. Lo evidencian las rupturas en ciernes que sufren tanto su socio tradicional, Coalición Canaria, como el Partido Socialista, que está a punto de vivir una de sus más traumáticas crisis internas por culpa del acuerdo que los de Anselmo Pestana alcanzaron en el Cabildo de La Palma. La inminente decisión de la Ejecutiva Federal de Pedro Sánchez de levantar la expulsión que pesa sobre los seis rebeldes palmeros puede desembocar en una ruptura de graves consecuencias: de un lado, la autoridad y la disciplina impuestas desde Ferraz quedarán en el más bochornoso de los ridículos, lo que hará bueno el adagio orgánico según el cual todo se arregla con el tiempo, incluidas las vulneraciones estatutarias y las promesas de buen comportamiento pronunciadas ante el secretario general federal; y del otro, la Ejecutiva Regional, que ejecutó lealmente las decisiones de Madrid, incluso con los votos favorables de muchos de los que ahora piden el perdón para los seis de La Palma, sufrirá otro debilitamiento de credibilidad que acrecentará las brechas abiertas desde hace tiempo. La coartada que se esgrime es de muchos quilates: si no readmitimos a los palmeros, el batacazo electoral puede ser aún mayor, lo que no dicen exactamente las encuestas conocidas hasta ahora, que reflejan tan solo la pérdida de un diputado por esa circunscripción, un sacrificio que algunos están dispuestos a soportar con tal de que no cunda el ejemplo y vuelva, después de mayo, el todo vale. El PP, claro, se frota las manos, encantado de que todos se peleen por sus huesos sin que ninguno de sus miembros haya tenido que bajar al terrero.

Anselmo no afloja un punto

Los rebeldes que capitanea Anselmo Pestana no han cedido ni un solo milímetro en sus posiciones. El intento de Ferraz de arreglar el problema consiguiendo de ellos que al menos expulsaran al PP del Gobierno insular este mismo mes de enero, se ha tropezado con una cerrazón impropia del que clama perdón y manifiesta propósito de la enmienda. Eso sí, se han comprometido verbalmente a respetar las instrucciones que les lleguen después de mayo, lo que parece muy poco creíble tras los incumplimientos presentes. A los expedientados los respalda fuertemente la candidata a la Presidencia, Patricia Hernández, que no solo se comprometió con ellos a arreglar el conflicto si ganaba las primarias, sino que responde también al deseo de una parte de la organización, mayormente localizada en Tenerife, de dejar las manos libres a las agrupaciones locales para que cada una actúe por su cuenta llegado el momento de decidir los pactos. Y en la provincia occidental, donde más han sufrido los socialistas el desprecio de Coalición Canaria y sus marcas locales, el cuerpo pide a los dirigentes del PSOE pasarse por la piedra a todo el que se declare nacionalista. Cierto es que CC no ha hecho mucho por fortalecer los puentes que en el ámbito regional han logrado tender Paulino Rivero y José Miguel Pérez. Lo hizo inicialmente en La Palma Antonio Castro rompiendo unilateralmente al forzado acuerdo que mantenía a socialistas y nacionalistas al frente del Cabildo, lo que dio lugar luego a la censura del PSOE con el PP. Y lo ha hecho Fernando Clavijo desde que alcanzó la secretaría general de CC de Tenerife, más conocida como secretaría general de ATI, desde la que ha lanzado continuas cargas de profundidad de las que solo se ha salvado de momento el acuerdo con Javier Abreu, que lo mantiene como alcalde en La Laguna.

Habla Hermoso

También es el excesivo acercamiento al PP lo que ha provocado la mayor crisis interna que ha vivido Coalición Canaria desde su existencia. A pesar de los continuos desmentidos por parte de Ana Oramas y del propio Fernando Clavijo, los indicios no han dejado de apuntar nunca –desde que fuera elegido este último candidato a la Presidencia del Gobierno- hacia un reencuentro con la muchachada soriana. Claro que los conocedores de la historia de CC saben perfectamente que esa ha sido la tendencia histórica de la formación desde que a principios de los noventa se creó y descabalgó con una deslealtad insuperable a Jerónimo Saavedra de un Gobierno que compartía con lo que entonces eran las AIC, comandadas por Manuel Hermoso. Un Hermoso, por cierto, que se calificaba este domingo en El Día como un socialdemócrata y un regionalista de toda la vida que, sin embargo, pasará a la historia como lo que siempre fue, el padre del insularismo más ramplón y reaccionario y el que abrió el camino hacia la derechización de los suyos. Él mismo lo reconoce en esta entrevista dominical y por ello defendió –asevera- el actual pacto con los socialistas. Pero es evidente que su muy apoyado Fernando Clavijo camina en dirección contraria y hacia allí se dirigirá siempre que la tormenta desatada por su procesamiento en el caso Unión no desemboque en su rendición incondicional. Ya empieza a ser un clamor el movimiento interno que acabará en la petición formal de la renuncia del candidato, y ni siquiera la omertá decretada en algunos medios informativos, para los que ni siquiera es noticia que se incremente el listado de delitos que ya pesan sobre el alcalde lagunero.

Todos son Clavijo

Manolo Hermoso, reacio a conceder entrevistas, lo hizo al periódico El Día ante el cabreo que le ha producido la sentencia del mamotreto de Las Teresitas, sentencia que confiesa no haberse leído porque le aburren los tecnicismos (¡y fue presidente del Gobierno! ¡manda Trillos!). Le indigna que los suyos muerdan el polvo de las sentencias judiciales y empieza a poner paños calientes ante lo que pueda ocurrir con el caso Las Teresitas, que ya está a punto de juicio. Eso sí, por lo poco que confiesa saber de ese escándalo, le parece mal el llamativo préstamo de 5.000 millones de euros que CajaCanarias concedió a un empleado del empresario Ignacio González para comprar el frente de playa. Algo es elgo. Como era de esperar, el líder espiritual de ATI defiende la inocencia de Fernando Clavijo, y hasta se pone en el mismo plano delincuencial que el delfín de la causa: “A mí me trincan con las mismas o más imputaciones”, afirma. El eterno alcalde de Santa Cruz (por eso pasará a la historia, más que como presidente regional) hizo lo mismo por lo que Clavijo está imputado, pero lo hizo en todos los puestos públicos que ocupó. Cógelo Cuco. Los delitos que se le cuelgan al candidato de CC son, a juicio de Hermoso, producto de su bondad: “Es humano. En política, el que está más próximo se siente beneficiado. Es así”. (Manda Trillos otra vez) “En cualquier faceta vital, se tiene que convivir con la gente que está al lado”, intenta matizar olvidando que no es lo mismo una fase vital ordinaria que una fase vital ejerciendo de administrador de todos. Pero si este es el maestro, hasta comprensible es lo que ha venido colgando detrás.

Juez de refuerzo para Pamparacuatro

Mientras Coalición Canaria decide qué hacer con Fernando Clavijo y con el movimiento rebelde que se le ha instalado dentro en lo que lo decide, el juez César Romero Pamparacuatro ha conseguido dar un pequeño paso en sus reclamaciones de mayores medios para su juzgado, saturado de trabajo como consecuencia especialmente del caso Corredor. El Tribunal Superior de Justicia de Canarias le ha creído, lo que ya es meritorio, y acoge de buen grado su petición de un juez de refuerzo que se dedique al día a día de la oficina en lo que él despacha ese enojoso asunto de decenas de imputados y toneladas de papel, por fortuna ya escaneados. Ha tenido que verse envuelto en un problemón un dirigente de ATI para que el alto tribunal canario contemple un refuerzo que, sin embargo, se le denegó al mismo juez cuando pidió lo mismo para el juzgado que llevaba en Arrecife y que se comía con papas el caso Unión y todas sus abultadas piezas separadas. Pero en aquella ocasión lo que convenía era meter al magistrado en un atolladero (vulgo, en la mierda) para que pudieran irse de rositas unos cuantos imputados y otros que estaban por llegar. En Unión, sin ir más lejos, está imputada la ex alcaldesa de Arrecife, Isabel Déniz de León, hermana de la por entonces viceconsejera de Justicia y portavoz del Gobierno, Carolina Déniz, que casualmente había sido la anterior titular del juzgado en el que servía Pamparacuatro, y en el que misteriosamente desaparecieron papeles a porrillo. La petición del juez llegó al Ministerio de Justicia, que denegó el juez de refuerzo para que no pudiera llegarse al corazón mismo de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, porque el que había sido su director de Gabinete fue descubierto compatibilizando ilegalmente sus tareas públicas con las de asesor del empresario Luis Lleó, el que intentó comprar –vía intermediarios- al consejero socialista de Ordenación del Territorio, Carlos Espino. Veremos qué le pasa ahora a Pamparacuatro.

Las pruebas son irrefutables: rozarse con el Partido Popular de José Manuel Soria equivale a cataclismo. Lo evidencian las rupturas en ciernes que sufren tanto su socio tradicional, Coalición Canaria, como el Partido Socialista, que está a punto de vivir una de sus más traumáticas crisis internas por culpa del acuerdo que los de Anselmo Pestana alcanzaron en el Cabildo de La Palma. La inminente decisión de la Ejecutiva Federal de Pedro Sánchez de levantar la expulsión que pesa sobre los seis rebeldes palmeros puede desembocar en una ruptura de graves consecuencias: de un lado, la autoridad y la disciplina impuestas desde Ferraz quedarán en el más bochornoso de los ridículos, lo que hará bueno el adagio orgánico según el cual todo se arregla con el tiempo, incluidas las vulneraciones estatutarias y las promesas de buen comportamiento pronunciadas ante el secretario general federal; y del otro, la Ejecutiva Regional, que ejecutó lealmente las decisiones de Madrid, incluso con los votos favorables de muchos de los que ahora piden el perdón para los seis de La Palma, sufrirá otro debilitamiento de credibilidad que acrecentará las brechas abiertas desde hace tiempo. La coartada que se esgrime es de muchos quilates: si no readmitimos a los palmeros, el batacazo electoral puede ser aún mayor, lo que no dicen exactamente las encuestas conocidas hasta ahora, que reflejan tan solo la pérdida de un diputado por esa circunscripción, un sacrificio que algunos están dispuestos a soportar con tal de que no cunda el ejemplo y vuelva, después de mayo, el todo vale. El PP, claro, se frota las manos, encantado de que todos se peleen por sus huesos sin que ninguno de sus miembros haya tenido que bajar al terrero.

Anselmo no afloja un punto