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Podemos: ni tan castos ni tan casta

Llegaron aupados por la ventolera refrescante de la regeneración y la honradez, prometiendo (por imperativo legal) que venían a cambiar la política, a darle el poder a la gente, a someter a la consideración del pueblo sencillo, oprimido y olvidado cualquier decisión de calado que pudiera plantearse. A los más veteranos, derrotados en mil quinientas querellas internas, se les adivinaba curtidos y dispuestos a no cometer los mismos errores que condenaron a la izquierda canaria al ostracismo. Primero tropezaron con los interventores y con los secretarios, que les explicaron en una tarde los límites realistas del sistema, y luego con sus propias miserias. Son humanos: comen, cagan , follan, conspiran y planifican como todos los demás, posiblemente con mucha más carga ideológica, es verdad, pero como los demás. Y tienen familiares, amigos y tiralevitas que les recuerdan que están de paso y que son tan humanos como los otros compañeros de pacto que nombran asesores, directores generales y secretarios políticos sin que les amenace ningún código ético ni un coletas que es tan humano como ellos mismos. La amenaza de expulsión siempre ha sobrevolado al núcleo duro de Podemos en el Cabildo de Gran Canaria, liderado por Juan Manuel Brito y María Nebot. Ganaron las primarias y tuvieron el primer enfrentamiento serio con la dirección canaria del partido a la hora de negociar con Nueva Canarias entrar en la mayoría gobernante. Luego Brito fue suspendido de militancia por una denuncia aún latente de presuntos abusos a una menor, y ahora ha sido su decisión de contratar como directora general de Igualdad a su pareja, Noemí Parra, la que ha vuelto a incendiar a la organización. Lo adelantamos en esta misma sección: el proceso de selección de directores generales para el grupo de gobierno del Cabildo es una auténtica cachanchanada. A tanto obligan las nuevas leyes para la contratación de personal de confianza que los cargos públicos se ven en la tesitura de publicar unas bases ridículas en las que dibujan el perfil académico y profesional de los previamente elegidos. Así, se dan circunstancias tan pintorescas como que para una dirección general se exijan diez años de experiencia y para otra tan solo cinco. En el caso de Noemí Parra, con un currículo verdaderamente notable, Podemos se ha metido un tiro en el pie. Nadie discute la valía de la aspirante, a la que la consejera de Igualdad cuelga probablemente con razón los atributos de “compromiso, experiencia y reconocimiento social, intelectual y moral”, pero por su relación de parentesco con el vicepresidente tercero y líder del grupo de Podemos en la Corporación, y en rigurosa aplicación de los principios éticos que auparon a ese partido a las instituciones, debe ser descartada.

En trance de expulsión

Cuando el presidente del Cabildo, Antonio Morales, vio venir la polémica, pidió a Podemos que la resolviera internamente para que no le estallara en la cara a los otros dos socios, Nueva Canarias y el PSOE. Pero lejos de resolverlo discretamente, en Podemos han optado por un enroque de posiciones verdaderamente lamentable. María Nebot lanzó este fin de semana un comunicado que complicaba más las cosas, seguramente enrabietada por la reacción que el enchufe de Parra provocó en la dirección autonómica de Podemos que, sin ningún tipo de miramientos, calificó la contratación de la pareja de Brito de “nepotismo” propio de “la casta que queremos erradicar”. La consejera se defendió acusando a Meri Pita, secretaria regional, de adoptar las posiciones machistas del PP. Es machista, a juicio de Nebot, anteponer al currículo de Parra su relación sentimental con el vicepresidente tercero del Cabildo, y es machista sostener que esa relación, y no la autonomía de la propia consejera, está en el origen de la decisión. Una respuesta tan elaborada que embosta. Estamos hablando de una institución pública y de un puesto de trabajo remunerado con dinero público en el que se pretende colocar a una persona ajena a la Administración en cuestión. Con la circunstancia nada baladí de que es la pareja del vicepresidente de esa Corporación. Es muy probable que si Podemos no hubiera desplegado durante meses y meses un discurso absolutamente opuesto a estas prácticas, si no hubiera divulgado un código ético, unos estatutos y unas innegociables exigencias de decencia a todos sus cargos presentes y futuros, ahora estaríamos hablando de otra cosa. La posición irreductible adoptada por Nebot y por Brito les puede conducir a la apertura de un expediente disciplinario de expulsión precisamente en aplicación de esos códigos de buena conducta, sin contar con que, perseverando en el nombramiento de Noemí Parra, no sea el presidente del Cabildo el que se plante ante un comportamiento que no podría avalar públicamente aunque pusiera en peligro la mayoría gobernante. La conclusión, en cualquiera de los escenarios, puede ser catastrófica para Juanma Brito y María Jesús Nebot porque ni conseguirán colocar a la directora de Igualdad que quieren ni tendrán un mandato en paz en el Cabildo ni dentro de Podemos.

Una renuncia en Juventud

Esta tormenta generada por el proceso de elección de los directores generales del Cabildo ha servido para poner de manifiesto que con algunas prácticas de la casta no se vivía tan mal. Se trata de personal de confianza de la mayoría de gobierno que, hasta ahora, se elegía de manera directa, sin procesos de selección de ningún tipo. Es personal que cesa como muy tarde cuando termina el mandato de quien le designó, lo que excluye cualquier posibilidad de reenganche dentro de la Administración. Pero esos rigores de la transparencia y la exigencia de capacidad y méritos han conducido a estas situaciones que aquí describimos y que, precisamente, han tenido en el equipo de Podemos los casos más antológicos. Y no solo en el Podemos irradiado. En el caso de un asesor para la Consejería de Juventud y Educación, de la que es responsable Miguel Montero, las críticas no paran de llegar a los medios de comunicación. Conocemos el caso concreto de dos personas de las 140 que se presentaron a la plaza; una de ellas asegura que al salir de la entrevista con el consejero ya supo que había perdido el tiempo porque el puesto estaba adjudicado de antemano a favor de un cargo orgánico de Podemos venido de Madrid para ejercer de coordinador de la campaña de las autonómicas que se ha quedado en el partido como coordinador político. Otro candidato se queja de que en el proceso de selección se valorara con 10 puntos el currículo y con otros 10 la entrevista con el consejero Montero, lo que dejaba un amplio margen para la arbitrariedad. En efecto, el elegido para la plaza es un politólogo con amplia experiencia en campañas electorales y en comunicación política, tanto en España como en México, de nombre Javier Sánchez, que sin embargo no reunía el perfil necesario para el puesto de asesor de Juventud. Las últimas noticias hablan de que ha renunciado a esa plaza, y no precisamente por nepotismo, que también se le ha tratado de atribuir.

Alpidio, a lo Casimiro

Expectación en el Partido Socialista Canario-PSOE ante la decisión que este lunes tiene previsto comunicar urbi et orbi el todavía secretario general en El Hierro, Alpidio Armas. Tras la sacudida que provocó la moción de censura frustrada en La Frontera, Armas se dedicó a enviar mensajes de WhatsApp a muchos compañeros de partido anunciándoles veladamente su marcha apoyándose en versos de Pedro Lezcano: “Yo por mi parte cojo la maleta que el viejo se llevó a las Américas en un barquillo de dos proas”. No sin algún que otro aviso a navegantes aprovechando el mismo poema: “¿Voy a marcharme acaso reculando? ¿voy a dejar que crezca sobre la tierra mía toda la mala hierba?” Mucho impresionaron estas palabras a la vicepresidenta del Gobierno, Patricia Hernández, que, a continuación, no pudo reprimir un sollozo y escribió en el mismo grupo de WhatsApp el primer sentimiento que le embargó: “Qué tristeza más grande”. José Francisco Armas, otro herreño doblemente damnificado (por los atropellos de AHI en su isla y de Coalición impidiendo su nombramiento como viceconsejero de Relaciones con el Parlamento) remató el lindo madrigal aclarando a la concurrencia la autoría de los versos, no fuera a ser que alguien fuera a felicitar a Alpidio Armas esa faceta lírica ante la imposibilidad de hacerlo por su gestión de la moción de censura fronteriza: “Grande Pedro Lezcano”, escribió. En el PSOE dan por sentado que Alpidio Armas dejará el PSOE y su acta de consejero del Cabildo de El Hierro con el fin de montar en su Agrupación Socialista Herreña, en claro remedo a lo hecho por Casimiro Curbelo en La Gomera con su Agrupación Socialista Gomera, actualmente con tres diputados en el Parlamento regional. Debiera meditar mucho ese paso don Alpidio porque ni cuenta en su isla con el respaldo político y social de Casimiro ni tiene a su favor al PSOE para un previsible regreso futuro cuando las aguas vuelvan a su cauce, factor con el que ya cuenta Casimiro Curbelo desde que mandaron a su bestia parda, Julio Cruz, al Senado.

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Llegaron aupados por la ventolera refrescante de la regeneración y la honradez, prometiendo (por imperativo legal) que venían a cambiar la política, a darle el poder a la gente, a someter a la consideración del pueblo sencillo, oprimido y olvidado cualquier decisión de calado que pudiera plantearse. A los más veteranos, derrotados en mil quinientas querellas internas, se les adivinaba curtidos y dispuestos a no cometer los mismos errores que condenaron a la izquierda canaria al ostracismo. Primero tropezaron con los interventores y con los secretarios, que les explicaron en una tarde los límites realistas del sistema, y luego con sus propias miserias. Son humanos: comen, cagan , follan, conspiran y planifican como todos los demás, posiblemente con mucha más carga ideológica, es verdad, pero como los demás. Y tienen familiares, amigos y tiralevitas que les recuerdan que están de paso y que son tan humanos como los otros compañeros de pacto que nombran asesores, directores generales y secretarios políticos sin que les amenace ningún código ético ni un coletas que es tan humano como ellos mismos. La amenaza de expulsión siempre ha sobrevolado al núcleo duro de Podemos en el Cabildo de Gran Canaria, liderado por Juan Manuel Brito y María Nebot. Ganaron las primarias y tuvieron el primer enfrentamiento serio con la dirección canaria del partido a la hora de negociar con Nueva Canarias entrar en la mayoría gobernante. Luego Brito fue suspendido de militancia por una denuncia aún latente de presuntos abusos a una menor, y ahora ha sido su decisión de contratar como directora general de Igualdad a su pareja, Noemí Parra, la que ha vuelto a incendiar a la organización. Lo adelantamos en esta misma sección: el proceso de selección de directores generales para el grupo de gobierno del Cabildo es una auténtica cachanchanada. A tanto obligan las nuevas leyes para la contratación de personal de confianza que los cargos públicos se ven en la tesitura de publicar unas bases ridículas en las que dibujan el perfil académico y profesional de los previamente elegidos. Así, se dan circunstancias tan pintorescas como que para una dirección general se exijan diez años de experiencia y para otra tan solo cinco. En el caso de Noemí Parra, con un currículo verdaderamente notable, Podemos se ha metido un tiro en el pie. Nadie discute la valía de la aspirante, a la que la consejera de Igualdad cuelga probablemente con razón los atributos de “compromiso, experiencia y reconocimiento social, intelectual y moral”, pero por su relación de parentesco con el vicepresidente tercero y líder del grupo de Podemos en la Corporación, y en rigurosa aplicación de los principios éticos que auparon a ese partido a las instituciones, debe ser descartada.

En trance de expulsión