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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Pero nunca prendas de vestir

No encaja de ninguna de las maneras, porque ateniéndonos a esa teoría de la representatividad que ejercía en ese acto de la Armada la esposa de Paulino Rivero, jamás debería atribuirse a la partida de gastos de representación el vestuario de nadie, ni siquiera el del propio presidente, que ha de pagarse de su bolsillo sus trajes, sus corbatas y sus bufandas y zapatos. ¿Se imaginan que cualquier cargo público compre sus prendas de vestir por cuenta del erario público y alegue lo mismo que Presidencia del Gobierno acaba de alegar para cubrir la peineta y la mantilla de Ángela Mena? Voy a un Consejo de Gobierno, así que me voy a dar un saltito primero por Bounty a comprarme una corbata y que le pasen el cargo a Presidencia. Lo hizo la desaparecida Pilar Miró en los noventa, cuando se gastó algo menos de 24.000 euros en trajes que dijo que eran para representación protocolaria, y le costó su dimisión y sentarse en un banquillo acusada de malversación de fondos públicos, aún después de haber restituido esa cantidad y de dejar los vestidos en un ropero de su despacho de Radiotelevisión Española. La Audiencia Provincial de Madrid la absolvió finalmente después de una encarnizada campaña en su contra movida por el diputado del PP Luis Ramallo. ¿Mandará Soria a alguno de los suyos a sacrificar a Paulino?

No encaja de ninguna de las maneras, porque ateniéndonos a esa teoría de la representatividad que ejercía en ese acto de la Armada la esposa de Paulino Rivero, jamás debería atribuirse a la partida de gastos de representación el vestuario de nadie, ni siquiera el del propio presidente, que ha de pagarse de su bolsillo sus trajes, sus corbatas y sus bufandas y zapatos. ¿Se imaginan que cualquier cargo público compre sus prendas de vestir por cuenta del erario público y alegue lo mismo que Presidencia del Gobierno acaba de alegar para cubrir la peineta y la mantilla de Ángela Mena? Voy a un Consejo de Gobierno, así que me voy a dar un saltito primero por Bounty a comprarme una corbata y que le pasen el cargo a Presidencia. Lo hizo la desaparecida Pilar Miró en los noventa, cuando se gastó algo menos de 24.000 euros en trajes que dijo que eran para representación protocolaria, y le costó su dimisión y sentarse en un banquillo acusada de malversación de fondos públicos, aún después de haber restituido esa cantidad y de dejar los vestidos en un ropero de su despacho de Radiotelevisión Española. La Audiencia Provincial de Madrid la absolvió finalmente después de una encarnizada campaña en su contra movida por el diputado del PP Luis Ramallo. ¿Mandará Soria a alguno de los suyos a sacrificar a Paulino?